Una acequia en La Pobla de Farnals es la causante del mal estado de la playa de Medicalia en El Puig

Este año la playa de Medicalia, que limita con el término municipal de Pobla de Farnals, ha estado abierta al baño durante todos los días de verano. Este dato, que sería normal en cualquier otra playa, es un hito en el caso de Medicalia. Señalada como un punto negro para el baño desde hace más de 30 años, por primera vez en mucho tiempo ha conseguido superar durante la temporada estival cada uno de los controles semanales que la Dirección General de Calidad del Agua de la Generalitat realiza para supervisar la calidad de sus aguas.

A pesar de ello, Medicalia sigue teniendo latente la amenaza de la contaminación. «Nos gustaría poder anunciar que el problema se ha solucionado, pero no es así. Lo que ha ocurrido, simplemente, es que este verano hemos tenido la suerte de que no se ha producido ningún vertido contaminante de relevancia «, señala el concejal de Playas Fernando Checa.

La contaminación por aguas residuales de esta playa es crónica desde que se tienen datos de muestreo. El baño estuvo prohibido durante dos décadas hasta que fue autorizado en 2008. A pesar de ello, sigue clausurándose intermitentemente cada vez que supera los niveles máximos de contaminación permitidos.

El concejal de Medio Ambiente Vicent Porta explica que «en un principio, hace más de treinta años, la contaminación era descontrolada, pero a lo largo del tiempo el control sobre los vertidos se ha intensificado y se han ido corrigiendo y eliminando los focos de contaminación. Hasta llegar al punto donde nos encontramos ahora, en que con los datos que hemos recogido y las acciones que hemos llevado a cabo durante estos últimos dos años podemos afirmar que el último punto que necesitamos corregir es el conector con las aguas residuales que llegan de Pobla de Farnals «.

Una aseveración que comparten la empresa Aguas de Valencia y organizaciones ambientalistas como Ecologistas en Acción.

Un informe de Aguas de Valencia de junio de 2017 constata que los últimos episodios de contaminación provienen de una antigua acequia cubierta donde van a parar las aguas residuales de varias urbanizaciones de la Pobla de Farnals. La zona comenzó a edificarse en los años 60 y su sistema de saneamiento aún produce episodios de vertidos contaminantes que hay que neutralizar.

Dicha acequia subterránea recorre el término municipal de la Pobla y, poco antes de llegar al mar, se desvía y desemboca en el término del Puig. Así, las aguas pluviales y residuales que recoge acaban desembocando en la playa de Medicalia, al otro lado del espigón que separa ambas poblaciones. Cuando se produce un vertido contaminante en el municipio vecino, el espigón funciona como muro de contención. El agua contaminada alcanza Medicalia mientras que en la Pobla sigue ondeando la bandera azul.

La organización Ecologistas en Acción identifica el mismo problema en su informe Banderas Negras de 2017. Desde que la organización ecologista publica su informe anual sobre los zonas no recomendadas para el baño, la playa de Medicalia aparece en un lugar destacado. La novedad de la edición de este año es que sus investigadores coinciden en identificar el foco de contaminación en el municipio vecino.

Vicent Porta señala que «nosotros tenemos controlado el sistema de saneamiento y de riego del Puig, pero no podemos hacer lo mismo con el de la Pobla. La novedad es que hemos podido identificar el problema con pruebas concluyentes y ponernos en contacto con el consistorio vecino porque sean conocedores y podamos trabajar conjuntamente para encontrar una solución «.

La alcaldesa Luisa Salvador y el alcalde de la Pobla, Enric Palanca, se han puesto en contacto en varias ocasiones para tratar el asunto. «No eran plenamente conocedores de la situación y la respuesta por su parte está siendo positiva», señala Luisa.

Todavía es pronto para encontrar resultados definitivos, pero desde la concejalía de Medio Ambiente se apunta que la relación entre los técnicos de ambos consistorios está siendo fluida y productiva. El consistorio celebra que, «después de más de 30 años de ignominia, empieza a verse un rayo de luz al final del camino».

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