El espectáculo de la XI Bienal

La Sala Els Filtres, que durante más de 60 años sirvió para depurar el agua que llegaba a Valencia y a muchos pueblos de L’Horta, es hoy el imponente escenario en el que pueden visitarse las obras seleccionadas para la XI edición de la Bienal Internacional de Cerámica de Manises. Hay de tiempo hasta el 19 de enero de 2014. Y, después, habrá que esperar otros dos años.
El certamen ha convertido Manises en epicentro de la vanguardia a nivel mundial. Más de 300 artistas, procedentes de 39 países distintos, -entre ellos Japón, Corea del Sur, Lituania y un largo etcétera-, han querido participar del evento por su prestigio y su proyección. Que el primer premio conceda 5.000 euros al autor por su obra, y el segundo 3.000 euros, evidentemente también incentiva.
Pero la Bienal no deja a nadie indiferente. El conjunto de 9 piezas ganador, de Rafael Pérez, de La Rioja, recuerda perfectamente a un grupo de percebes. Cada uno ve una cosa en el Arte, pero su parecido con el crustáceo está ahí.
Muchas de las creaciones juegan a confundir el sentido de la vista. Uno cree estar viendo un trozo de corcho, o una figura de mimbre, como ocurre con una de las menciones de honor de Ruth Cepedano, cuando en realidad se encuentra ante porcelana cerámica.
Las hay que asemejan un mazapán en forma de manzana roja, bellos conjuntos como el procedente de Israel en el que una mujer mira arrodillada a pequeñas criaturas, porcelanas esmaltadas pintadas a mano… y hasta una especie de vestido de cerámica que más de una se compraría sin pestañear.
Le guste o no el Arte… tiene que ir a la exposición. Sí o sí. Porque pocas veces pueden verse expresiones artísticas tan variopintas. Y porque, como decíamos al principio, la Sala Els Filtres es inigualable.
Paseará sobre una pasarela, para ir descubriendo las obras. Bajo sus pies, verá las piedras que servían para filtrar el agua. Y si se fija a los laterales, hallará las antiguas compuertas por las que se canalizaba. Hoy en día, aún se bombea y drena la sala. Por eso los técnicos miman las piezas, controlando la temperatura ambiental y el grado de humedad a cada momento. Lo dicho, la XI Bienal, sus obras y su enclave.. son un espectáculo.

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