Irene: «Hemos conseguido que Ferran se mantenga sentado viendo la tele y que pueda enderezarse»
Fernando Alabadí
El traje con el que trabajan los niños del ‘método Therasuit’ se inventó en Rusia y sirvió durante la carrera espacial para que los astronautas se recuperaran más rápidamente de la atrofia muscular tras largos viajes sin la gravedad característica del planeta Tierra.
Fue en 1990 cuando el ingeniero Richard y su mujer fisioterapeuta Izabela Koscielny, padres de una niña que sufre parálisis cerebral, decidieron aplicar este mismo traje a su propia hija en Michigan.
Hasta allí se fue Irene Carratalá, una emprendedora que acaba de abrir un centro especializado en Fisioterapia en Torrent y que también tiene un hijo de 8 años con parálisis cerebral. «Después de mucho investigar y leer por Internet, me entrevisté con Izabela y tomamos un primer contacto», señala.
Su hijo Ferran tenía por aquel entonces 2 años y era aún muy pronto para aplicarle este método que podría resumirse como un programa intensivo de trabajo, en el que se utiliza este traje, para que los pequeños mejoren extraordinariamente su forma física en muy poco tiempo.
«El programa equivaldría a que un adulto estuviera en el gimnasio todos los días durante 3 horas», explica Irene. «Los cambios son espectaculares. En el caso de Ferran conseguimos en un mes que fuera capaz de estar sentado viendo la tele sin caerse, y que pudiera sacar los brazos y enderezarse», relata.
Carratalá también aclara que no se trata de un milagro. «Los cambios se producen porque se trabajan 3 horas cada día, con poleas y pesas».
Aprender a crecer
Es el nombre con el que Irene bautizó el centro, inspirada por su hijo, que con el método Therasuit está aprendiendo a crecer desde el año 2006.
«Él nos ha enseñado cómo afrontar las adversidades, y sobre todo, nos ha enseñado que a pesar de tener una parálisis cerebral se puede ser feliz, muy feliz, porque niños como Ferran transmiten mucha ilusión».
Tres fases del método
En una primera fase, se reduce el tono muscular y se disminuyen los patrones de movimiento patológico para, en una segunda fase, reforzar aquellos músculos responsables del movimiento. En las últimas fases se trabaja la resistencia para que el paciente pueda voltearse, gatear, sentarse, o andar si su patología lo permite.
En el caso de Ferran, su madre señala que «tiene el cuerpo musculado y espalda de nadador», si bien cuenta que le ha visto «sudar y sudar realizando los ejercicios». Pero antes de llegar a este punto, Irene tuvo que hacerse muchas veces la maleta y viajar junto a su pequeño.
Y es que este método en España, hasta hace muy poco, sólo se desarrollaba en Madrid y Guadalajara. La propia Irene ha estado en Michigan, en Polonia, en Madrid… «Fue entonces cuando dije, ¿por qué nos tenemos que ir hasta Madrid o Guadalajara, con todos los gastos que conlleva el hotel, el desplazamiento, las comidas…?». Y así fue como decidió montar en Torrent este centro pionero en la Comunitat Valenciana.
«En estos viajes he conocido familias de Valencia y de otras poblaciones españolas en mi misma situación», asevera.
El traje
El traje que se utiliza está compuesto de un sistema de gomas elásticas que provocan presión en los huesos y músculos y ayudan a aumentar la densidad ósea y la masa muscular. Izabela y Richard hicieron los ajustes pertinentes al diseñado para astronautas y empezaron a utilizarlo con su hija.
Ahora el método está totalmente reglado y para aplicarlo es necesario realizar unos cursos de formación en Estados Unidos. Cursos que ha concluido Raquel, la fisioterapeuta que imparte la terapia en Aprender a Crecer.
Un método gradual
Antes de comenzar el trabajo físico con el niño, se realiza un intensivo estudio de valoración para adaptar el método a las necesidades del menor y empezar a desarrollar los ejercicios que mejor potencien sus habilidades.
La intensidad del trabajo dependerá del grado de lesión, de la edad del pequeño… Pero los avances son sobresalientes en parálisis cerebral infantil, espína bífida, retrasos en el desarrollo y traumatismos cráneo-encefálicos, entre otras patologías.
Mensaje de optimismo
Desde mayo de 2014, fecha en la que se abrió la clínica, el objetivo es mejorar el estado de salud de estos niños «que tienen un enorme potencial de desarrollo que debemos estimular, y que junto con el afecto y cariño de familiares y amigos que les rodean, nos pueden llegar a sorprender muy gratamente», asevera Irene.