Quedan 48 horas de infarto

F.Alabadí

Quedan 48 horas de infarto. La negociación PSPV-Compromís está rota. De momento. El principal problema es elegir quién presidirá la Generalitat Valenciana, el escollo más insalvable porque tanto Ximo Puig como Mónica Oltra no quieren renunciar a este privilegio. Pero en juego hay muchísimos municipios.

En algunos de ellos ya se ha llegado a un pacto. Como en Albal, donde el alcalde, Ramón Marí, se apoyará en Compromís para gobernar. En otros, están a expensas de lo que ocurra en la Generalitat. Pero la tendencia será que los alcaldes y alcaldesas, que han dado la cara en estas difíciles elecciones, maniobrarán según su criterio pactando con quien puedan.

La pregunta de fondo es: ¿debe gobernar la fuerza más votada del arco de la izquierda? Entonces, ¿por qué Ribó sí debe gobernar en Valencia y Jesús Ros no en Torrent?

En el PSPV afirman que están «muy molestos» con las declaraciones del que, -en otras circunstancias-, sería su socio natural de Gobierno, Compromís. Y dicen sentirse «insultados» por cómo está derivando el proceso negociador.

Argumentan que, por el mismo motivo por el que defienden que Joan Ribó (Compromís) debe ser Alcalde de Valencia por ser la fuerza más votada de la izquierda, Ximo Puig (PSPV) debería ser president de la Generalitat, por haber obtenido el mejor resultado, después del PP. Y lo mismo para el PSPV de Torrent, donde la de Ros es la segunda fuerza política, por detrás del PP. Como en la Generalitat Valenciana.

Hay en juego muchos municipios en los que habrá que buscar la fórmula para gobernar. Pero no debería mercadearse con pactos en los que se negocian paquetes de municipios al peso.

Si, -como ha adelantado Ciudadanos y como parece lógico-, el PP vota en contra de Ximo Puig en vez de abstenerse, la fórmula Puig-Punset no funcionaría. A pesar de que ha trascendido esta tarde que la mesa de Les Corts podría estar presidida por el PSPV, con el apoyo de Ciudadanos.

Parece lógico que Puig y Oltra deberían de llegar a un acuerdo para garantizar una pronta gobernabilidad, respetando el mandato de las urnas y la voluntad popular, aún sabiendo que el pacto será frágil y complicado.

Si la situación se enquista, como ha ocurrido en Andalucía, saldrán todos perdiendo. Porque no se entiende. Con un PP valenciano noqueado, la oposición ha de ponerse ya de acuerdo para empezar a gobernar, recibir a las víctimas del accidente de metro del 3 de julio, hablar de reabrir Canal 9…. ¡Será por trabajo! Que empiecen ya.

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