El Club de Historia Puçol visita Llíria
El sábado 25 de febrero, 59 amigos del Club de Historia Puçol se desplazaron a Llíria para la visita mensual. Excelente el guía, Nacho Sánchez (de Rutas Pueblos), capaz de contagiar su entusiasmo en las ocho paradas matinales; una comida generosa en cantidad y de una calidad notable, gentileza de Mari Carmen y su equipo (El Carliste) y hasta el tiempo acompañó para permitir por la tarde un paseo por el gótico, renacimiento, barroco y el parque Sant Vicent a cargo de Tortajada. Una gran experiencia.
Cuando comenzó su andadura el Club de Historia Puçol, en 2016, aspiraba a difundir la historia a través de charlas acompañadas de algún fragmento documental. Al año siguiente, con la incorporación de las visitas se produjo el despegue de la asociación, con salidas tan atractivas como Xàtiva, Gandía, Almansa, Morella, Onda, San Mateo, Segorbe o Montesa.
El punto en común en todas ellas es la presencia de guías de cada localidad, guías que conocen bien su trabajo y que saben cómo llegar a los amantes de la historia. No se trata de atragantar al visitante con nombres y fechas, sino de «contagiar» la pasión por la historia con una mezcla de anécdotas, datos imprescindibles y reflexiones que permitan «comprender» los lugares visitados.
Llíria es una población cercana y, sin embargo, poco conocida para los amigos del Club de Historia. Con restos íberos, romanos, musulmanes y cristianos, lo difícil no es encontrar qué visitar, sino decidir qué hay que eliminar de la lista, porque todo no cabe.
La dificultad para acceder al poblado íbero de Edeta (desplazarse por un pequeño sendero por la montaña no es lo ideal para un grupo de amigos que en muchos casos conviven entre semana con sus nietos) solucionó parte del problema, del resto se ocupó Nacho Sánchez, uno de esos guías contagiosos.
Desde los mausoleos romanos a las termas de Mura, desde el oráculo a los baños árabes, sin olvidar la iglesia de la Sangre, el mosaico de Hércules o el portal de la traición, en cada parada hubo tiempo para recorrer páginas de la historia con amor y con humor, sin prisas, con participación del público y con desplazamientos cortos.
Una mañana intensa pero muy atractiva que exigía una comida contundente para reparar fuerzas, algo que Mari Carmen supo entender con sus generosas raciones de carrillera o sepionet servidas en dos largas mesas: el modelo ideal para poder compartir experiencias en la comida.
Por la tarde, un paseo por la arquitectura gótica (el museo Silvestre de Edeta), renacentista (el ayuntamiento) y barroca (la iglesia), de la mano del incombustible José María Tortajada, que finalizó, como es habitual, con un descubrimiento: un yacimiento romano, a plena luz, que si nadie lo remedia pronto será historia.
Ya subidos en el autobús, aún hubo tiempo para una parada breve en el parque de Sant Vicent, con su ermita del siglo XVIII, su coqueto chalet modernista del XX, ese Ninfeo romano del que apenas quedan restos y un paisaje idílico al que habrá que volver simplemente para pasear en época más calurosa.
Un gran cierre para febrero, un mes en el que también hemos disfrutado de la charla de Tere Unsain sobre Dalí y la tertulia de Isi Lucas sobre la princesa de Éboli.
Las propuestas para marzo van de la mano de la Semana de la Mujer organizada por el Ayuntamiento de Puçol, donde el club aporta la charla «La mujer en las civilizaciones antiguas» (día 9, 20 horas, en La Barraca) y la tertulia «Españolas que han hecho historia» (día 23, 20 horas, en la Casa de Cultura).
Y las próximas visitas prometen una primavera muy movida: el castillo y la basílica de Mora de Rubielos; la restauración medieval de Culla, incluida su famosa mina; las bodegas, túneles, castillo y edificios góticos de Requena; y, como fin de curso, el Corpus Christi de la capital del Turia para recibir el verano.