La vieja y la nueva política
El tiempo avanza también en política. La forma de hacer, de creer, de conseguir votos, de realizar o no un buen diálogo, de colgar pancartas, de dirigirse al pueblo, todo ha cambiado.
Desde la democracia y desde que se aprobaran las primeras Elecciones Generales allá por el 79 ha llovido y mucho. Aquellos años fueron los de elegir diputados y senadores, y existían siglas ahora totalmente desaparecidas. Estaban por ejemplo Unión de Centro Democrático, AP, PCE, Ucd … junto con partidos que aún están presentes en la actualidad. En Valencia se celebraron en 1983 las elecciones a las Cortes Valencianas.
Ahora bien, en nuestra Comunitat Valenciana, exactamente en el área metropolitana de l´Horta Nord y Sud, el mapa político se abría hasta convertirse en lo que hoy vemos. Grandes partidos políticos y el nacimiento de otros tantos, por el tema de la pluralidad y el gobierno de todos.
Desde Silla hasta Puçol son tantos los cambios políticos que, ahora se espera con ganas el día 28 de mayo para ver si hay vuelco o no electoral, si la mayoría se queda como está, si se hacen coaliciones o si los gobiernos entran en buen entendimiento para gobernar su municipio. Deberemos esperar. Pero lo que no ha esperado, en cambio, es la manera de vivir las elecciones. ¿Como se hacía antes?, ¿cómo se dirigían nuestros políticos a la gente de a pie para arañar los votos?, ¿cómo sabían que en determinadas zonas escaseaban en simpatía?, ¿cómo se anunciaban los mítines o cómo se vivía la noche electoral?
Todas estas formas también han cambiado, casi tanto como nuestros políticos, ahora quizás más cercanos, más participativos (sobre todo en las redes socies). Según diálogos entre varios expolíticos que han vivido varias legislaturas, y que ahora ya están en la sombra y apartados de la política, nos hace retroceder en el tiempo.
Según relatan “costaba acercarse al votante; en un municipio todos nos conocíamos, sabíamos de donde veníamos y donde flojeábamos; ahora la política es más abierta, te puede parar cualquier joven por la calle, preguntarte cosas, saludarte; antes también, pero los políticos nos debíamos más al despacho, era como nuestro deber. Por eso a la hora de recoger votos nos debíamos de organizar para captar nuevos”.
Otros de los mandatarios recuerda “antes teníamos un pequeño local donde nos juntábamos para hacernos fotos con la cámara a una hora y quien no estaba no salía; ahora se hace todo con los móviles, en cualquier lugar; antes siempre debían salir las siglas, las poses correctas, los trajes perfectos; ahora hay más libertad, es bueno ver a un político o candidato hacerse fotos para las redes sociales dando un baño de masas en el mercado municipal, o paseando en el campo; hacerse vídeos y explicar mediante las redes sociales los puntos electorales o propuestas, eso hace unos años era complemente impensable”.
Los folletines se hacían a través de máquinas de escribir y papel de calco a través de una multicopista. Se hacían también carteles, pero claro “valían carísimos y nos las arreglábamos de mil formas. Por ejemplo”, relata “las pancartas grandes las hacíamos con sábanas blancas y con un pincel pintábamos las siglas o lema. En la noche de la colgada de carteles”, continúa, “se hacía una cena con todos para iniciar la campaña e íbamos a pegar los carteles tal como se hace ahora en los postes de madera que se repartían varios en los puntos más importantes de la localidad”.
Recuerdan también cuando fueron apareciendo las nuevas juventudes “fue muy importante porque se empezaron a reunir a nivel comarcal y nos ayudaban por ejemplo a pegar carteles o repartirlos y hacer de las siglas más comarcales”.
Ambos políticos recuerdan también que “en las mesas poníamos de interventores a miembros de la familia: hijos, padres amigos, y los candidatos estaban como apoderados, más o menos como ahora”. También recuerdan que la noche electoral era de las jornadas más importantes ya no solo por si se ganaba o no, sino porque para saber los resultados pasaban horas y horas.
Entre risas recuerdan que “ahora se sabe al minuto todo; donde se han cerrado las mesas, como va el recuento, en que zona ha ganado un partido más que otro. Ahora la rapidez y la inmediatez es lo más destacable; hay una diferencia abismal con las elecciones de hace 30 años. Las redes sociales sirven de gran ayuda para agilizar todo el proceso electoral”.
Con nostalgia recuerdan “la noche electoral, cuando se sabía el resultado, salían los coches en estampida por las carreteras principales de los municipios con pancartas y pitando para hacer saber quién había ganado y se montaba, eso como ahora, una gran fiesta electoral”.
No quieren dejar pasar este artículo sin mencionar aquellas tardes con un coche merodeando las principales calles de la localidad con megáfono en mano y altavoz pidiendo el voto, cada uno con su melodía, así como también tardes regalando caramelos con las siglas para ganar la confianza y el voto. “Ese era nuestro ‘merchandansing’ y nuestra carta de presentación”, finalizan entre risas.
El tiempo avanza en todas las cosas y, aunque el panorama político parece que sea siempre el mismo, si se husmea un poco en la historia vemos retales y vivencias que han desaparecido por completo. Otras, sin embargo, prevalecen como el deseo de gobernar, eso no cambia.