SÍ AL BOU EMBOLAT, SÍ A NUESTRAS TRADICIONES

Por Javi González ‘Viza’ (@Javi_Viza)

 

El debate ‘toros sí, toros no’ ha vuelto a copar titulares después de que el PP volviera a autorizar el toro embolado en València y pedanías. Un acto, legítimo, que PSOE y Compromís no han dudado en sacarle provecho para hacer de nuestra cultura un arma de confrontación.

Pero lo cierto es que la tauromaquia se ha convertido en una contracultura, una forma de insurgencia contra el ‘establishment’, una manera de enfrentarse a la dictadura de lo políticamente correcto y del pensamiento único.

El ‘bou embolat’ es una de las modalidades más polémica, a veces, por desconocimiento, otras, por pura ignorancia. Es aquí cuando es importante puntualizar que el fuego no arde directamente en los cuernos, sino en unos aparatos de hierro (ferraches). En este sentido, cabe poner de relieve dos estudios realizados por el veterinario Vicente Soriano Benet (Colegio de Veterinarios de València) con toros embolados en Puçol en 2016 y 2017. La conclusión de sus estudios, con mediciones de temperatura antes, durante y después de las emboladas, desprendió que hay una transferencia mínima de calor hasta la superficie de la res por parte de las bolas, pero, en ningún caso se registraron valores de temperatura que pusieran en riesgo la integridad física del animal, pues la temperatura más alta fue de 44 º C, una temperatura que sobre la piel humana no provoca lesiones dérmicas en menos de 8 horas. En el caso de las reses, la epidermis está formada por una capa gruesa y dura de estrato córneo y la temperatura que debería alcanzar para que se produjeran lesiones debería ser mucho mayor.

La sociedad evoluciona, y el cuidado a los animales también, por eso las técnicas y el desarrollo del proceso ha sufrido modificaciones. Algunas de las mejoras son:

 

  • Cambios en la fabricación de los hierros: materiales de menor peso que hace que el animal no padezca lesiones cervicales. Además de colocarse sobre las fundas del pitón, zona no inervada, y que, de este modo, no presenta sensibilidad al calor, los hierros para embolar presentan muy baja conductividad térmica.
  • Mejora en los materiales de las bolas para que no gotee.

 

 

La ominosa actitud de la izquierda con nuestra cultura, se cura con una buena dosis de respeto. Y es que para llevarse bien no necesitamos tener las mismas ideas, necesitamos el mismo respeto.