Cuando un juego infantil acabó en tragedia
(Foto: entre esas casas y callejón es donde explotó la bomba)
Hace justo 53 años. Un día que marcó a los vecinos de Roca Cuiper, por allá el año 1971. No hay documentos, ni material gráfico. Solo la memoria de los vecinos. Solo los comentarios, los silencios y el momento vivido.
La historia de la bomba que explotó en el Barrio de Roca (Meliana) ha pasado de boca en boca durante más de 50 años; una historia real con unos recuerdos reales que ha pasado a formar parte de este núcleo y ha sobrevivido generación tras generación.
Un grupo de niños de entre 6 y 12 años, jugaban por aquel entonces entre los solares y la huerta que rodea este núcleo urbano. Unos juegos tradicionales como los que marca aquel 1971 y aquella época: bicis, “correpilla”, fútbol entre los descampados y huerta, y curiosear los alrededores.
Este grupo de jóvenes encontró una bomba de la guerra. No lo sabían. La cogieron, jugaron con ella, la ataron a la bicicleta, la pasearon pensando siempre que se trataba de un simple objeto. La bomba tenía una letra, unos códigos, pero los jóvenes no sabían apenas leer…
En la calle San Isidre, en la calle principal de Roca, la encontraron. Unos metros más lejos explotó. Murió un niño y algunos quedaron heridos. Otro joven que pasaba por allí de forma casual también quedó herido y la “metralla” de la bomba se clavó en la piel de una vecina que salió al auxilio de los jóvenes.
Todo fue muy rápido y la detonación grande. De hecho, los que saben de esta historia popular y real cuentan que “algunas baldosas y ladrillos de las casas cercanas se cayeron”. Después del estallido todo fue silencio, como casi hasta ahora años después…
Hoy por hoy Roca (su historia viva) recuerda una muerte, un vecino al que tuvieron que poner una placa de titanio en la cabeza, algún que otro con el brazo roto y otro que tuvo que pasar por una operación de riñones y bazo.
Una tragedia fruto de los restos que quedaron de la guerra de l’Horta Nord. Una historia que acabó con un sepelio de un joven inocente que hoy por hoy la gente mayor todavía recuerda, y la tristeza y asombro de los más de 500 vecinos que en esos años habitaban Roca. Una vez más la historia popular de nuestros antepasados, marca una idiosincrasia y un recuerdo imborrable a pesar del paso del tiempo. Una historia de hechos personales dentro de la historia más real.