¿EN QUE SEGUÍS PENSANDO CUANDO LES DEJAIS EN SUS MANOS?
Artículo de Laura García Guardado – Promotora de Igualdad, Feminista, Coeducadora.
“Yo no quiero verle y me tenéis que respetar”, Briana[i], 11años.
“Mamá, no quiero hablar con él, luego me encuentro muy mal porque me hace llorar”, Liberto, 11 años. Al maltratador se le han concedido contactos telefónicos y visitas en un PEF.
Son la hija y el hijo, de dos de las mujeres a las que acompaño en este camino, donde la violencia institucional no les apoya en un buen vivir.
Si, la L.O 8/2015 de 22 de julio, nos dice que las y los menores son víctimas cuando han estado expuestas a una situación de violencia de género y que tienen el derecho a ser escuchadas y escuchados (Art.9), ¿qué estáis haciendo?
“Tenemos que ver que ha fallado…”, ¿Qué que ha fallado? ¿Aún no se han dado cuenta?, por eso necesariamente, urge una (re)visión más amplia, más feminista y con perspectiva de género de cada uno de los casos, para una justicia feminista, ¡desde ayer!, porque para hoy, ya es tarde.
Porque parecer ser que la memoria les falla, les diré que las historias se repiten y no será porque no estaban avisadas y avisados. Aquí van algunos ejemplos, que no deberían ser tales si hubiesen escuchado a sus madres:
- ÁNDREA 7 años (2003): Ángela González Carreño, interpuso 51 denuncias contra su victimario y avisó del peligro en el que se encontraba su hija. Andrea, durante una de las visitas, fue asesinada. Tuvo que ser la CEDAW la que consideró al Estado español responsable. Ángela reinició el proceso y el Supremo le dio la razón, reconociendo el daño producido ante la clara desprotección y discriminación padecida antes y después del asesinato de Andrea. Esta sentencia sentó el precedente de que un Estado puede ser responsable en los casos de violencia de género y vicaria.
Por cierto, España firmó la CEDAW en 1984.
- LARISA 4 años y ELISA 2 años (2024): Alina quería volver con sus dos hijas a Rumanía y accediendo a las peticiones de su exmarido, solicitó la salida de la Casa de Acogida, creyendo que dándole lo que le pedía, él las dejaría irse, le mintió. Considerada víctima de extrema vulnerabilidad, sus hijas no, en una de las visitas reconocidas judicialmente, el victimario las asesinó.
La instrumentalización de las hijas e hijos para seguir manteniendo el control y la sumisión de la madre es una de sus estrategias después de una separación.
Cuando la sumisión, el sometimiento, el dominio, los estereotipos de género ensalzan a su padre como ejecutor de la autoridad, legitimando la violencia, ¿no entienden que esta situación afecta a su desarrollo a nivel biopsicosocial? ¿Pueden dormir por las noches?
El Estudio sobre el análisis de datos de casos de violencia vicaria extrema “VIOLENCIA VICARIA: Un golpe irreversible contra las madres” dice que:
- El agresor en un 82% de los casos, era el padre biológico, la mitad de las agresiones se produjeron estando a su cuidado.
- El 44% de las agresiones las sufrieron durante el régimen de visitas.
- En un 52% de los casos la no aceptación de la separación o divorcio causaron el delito.
UN MALTRATADOR, NUNCA, JAMÁS ES NI SERÁ UN BUEN PADRE.
Así no, así nunca las mujeres confiaran en el sistema, nunca dejaran en sus manos la decisión de si sus hijas y sus hijos, deben o no ver a su progenitor, ¿hablamos de los Puntos de Encuentro Familiar?
Las leyes se aplican no se interpretan, sino entra en juego el machismo, la misoginia y el negacionismo, y la banca nunca pierde. Basta ya de que no haya consecuencias para las y los actores judiciales, basta ya.
Las niñas y los niños no son el futuro, son el presente, no dejen que hablemos de ellas y de ellos en pasado, escuchadles, porque si no su libertad será una utopía.
[i] Nombres ficticios.