El alumno del IES Albal Miguel Camacho recibe un reconocimiento a la calidad educativa por su participación en el programa Erasmus+ 2024
El alumno del IES Albal, Miguel Camacho, recibió ayer en el Teatro Real de Madrid, de manos de la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, un reconocimiento a la calidad educativa por su participación en el programa Erasmus+ 2024.
Unos galardones que organiza la agencia nacional SEPIE y que han valorado, que Miguel – que padece una rara enfermedad neuromuscular, miopatía nemalínica, no puede caminar ni hablar, pero, a pesar de ello, camina y habla, una silla que puede mover con la lengua; y lo segundo, con un ordenador que maneja con la mirada y que transforma sus textos en sonido gracias a un sintetizador de voz – es un claro ejemplo de superación, esfuerzo e igualdad de oportunidades. A través de estos premios se busca “visibilizar casos de buenas prácticas y testimonios ejemplares”.
En esta jornada, Miguel, recibió un reconocimiento a la calidad educativa por su participación en el programa Erasmus+. En concreto, Miguel, viajó a Cascais (Portugal), dónde pudo resolver las dudas de los alumnos delcentro escolar portugués Ibn Mucana, y les mostrólas herramientas que le permiten mantener una conversación, jugar al ajedrez y los videojuegos. Una experiencia única que le permitió tender puentes hacia la inclusión, fuera de nuestras fronteras. Un claro ejemplo con el que, Miguel y su familia, demostraron que la discapacidad puede y debe derribar barreras, algo que no ha pasado desapercibido para los organizadores de estos reconocimientos.
A consecuencia del paso de la Dana por la localidad de Albal, el pasado 29 de octubre, la furgoneta adaptada con la que realizan todos sus desplazamientos, que se llama ‘Arenita’ por el famoso personaje de dibujos animados de Bob Esponja, quedó para el desguace y que gracias a una campaña altruista en Migranodearena.org han conseguido recaudar en un tiempo récord la cantidad que la familia Camacho se había fijado para poder comprar y adaptar otra furgoneta, aunque sea de segunda mano, ante la imposibilidad de poder adquirir una nueva. La familia se propuso recaudar unos 37.000 euros, cantidad que ya se ha alcanzado de sobra, dos semanas antes de que el plazo de la campaña venciera. Hacer cualquier viaje, en cualquier otro transporte que no sea una furgoneta adaptada, es toda una odisea para Miguel, ya que la silla automática, con todas las máquinas conectadas, pesa 200 kilos.
Miguel, sigue demostrándonos a diario, sus ganas de demostrar al mundo que las barreras están para pasar por encima de ellas y que, gracias a su capacidad de superación y esfuerzo diario, no hay nada que sea capaz de pararlo.