La avenida arbolada entre Albal y Catarroja que pudo ser y no fue
Con las actuales obras de terminación, por fin, de la urbanización del gran sector de ampliación de la zona norte de Albal, junto a Catarroja, paralizado durante años por el estallido de la burbuja inmobiliaria, y la apertura de las calles que conectan ambos municipios a través de la carretera limítrofe llamada Camí de les Corregudes, desde los ayuntamientos respectivos se ha enfatizado mucho con que se va a suprimir “el muro” existente entre los dos núcleos urbanos, cuando este obstáculo no era más que una valla metálica provisional, propia de algo que estaba por terminar. Sin embargo, cabe recordar ahora que la verdadera conexión de ambas zonas urbanas, más aún, su mutua y plena integración, estaba prevista en un proyecto de hace bastantes años que contemplaba la sustitución de la carretera por una avenida con árboles, setos, bancos, amplias aceras para el paseo peatonal, semáforos y aparcamientos, el cual se frustró por las divergencias entre los dos gobiernos municipales de entonces.
Luego, cuando se proyectó la urbanización de este extenso sector de ampliación del casco urbano de Albal, en lo que antes eran terrenos agrícolas de la llamada partida de Benamá, no se tuvo en cuenta el antiguo proyecto de la sustitución de la carretera limítrofe con Catarroja por una avenida arbolada e urbanísticamente integradora de las dos zonas pobladas. En aquellos años, por el contrario, lo que hubo fue incluso una rivalidad entre ambas poblaciones, ya que Catarroja había empezado a tramitar el proyecto de la macrourbanización llamada Nou Mil·lenni, finalmente anulado en los juzgados, y Albal llegó a presentar un recurso en su contra.
Recientemente, parecía que, con la estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (DUSI) presentada conjuntamente por Albal y Catarroja para optar a fondos europeos, iba a recuperarse el antiguo proyecto de la avenida o algo similar, pero no fue elegida. Ahora pues, lo que va a quedar tras las obras de terminación de la urbanización del sector albalense no es más que la consolidación de la carretera como tal, con sus curvas y sus problemas de inundación en la parte de Catarroja cuando llueve, y hecha para dar prioridad a los vehículos, no para facilitar el paseo peatonal, donde además los peatones no podrán cruzar con la misma seguridad que en una calle cualquiera del casco urbano por los pasos de cebra, salvo que se instalen semáforos.