Las catas arqueológicas descartan la existencia de un foso defensivo en la Torre Árabe de Albal
La segunda cata arqueológica realizada en la Torre Árabe de Albal, declarada como Bien de Interés Cultural, ha permitido descartar, en principio, la existencia de un foso defensivo, que era el objetivo de estos sondeos, aunque ha permitido sacar a la luz algunos fragmentos de cerámica islámica del imperio almohade, datada en los siglos XII y XIII por el arqueólogo Enrique Estevens, director de estas actuaciones, y que se corresponden con la construcción de esta edificación defensiva y de vigilancia. En la primera cata, llevada a cabo en el lateral de la torre que está libre de edificaciones, se halló también cerámica, pero no de la época musulmana, sino correspondiente a los siglos XVIII y XIX, y también un murete que, según el arqueólogo, corresponde también a esta época más reciente y podría ser de un pozo de agua. Hay que tener en cuenta que en este lado de la torre había antiguamente una casa hasta hace unos 50 años, cuando fue derruida.
Estas catas arqueológicas en el subsuelo de la torre son las primeras que consta que se hayan realizado hasta ahora, de ahí su importancia. Tanto los resultados como los hallazgos serán objeto de un informe, una vez se hayan realizado los correspondientes estudios y comprobaciones, por parte del arqueólogo encargado de las mismas. Asimismo, aunque estos sondeos se han efectuado como requisito previo a las obras de remodelación urbanística del entorno de la torre y calles adyacentes, ya en marcha, constituyen un primer paso de un estudio más amplio y detallado que se pueda llevar a cabo en el futuro sobre este Bien de Interés Cultural emblemático para la población albalense. La búsqueda de los vestigios que se dice existen en las proximidades de un circuito amurallado, o de un túnel en su subsuelo, así como la liberación total de la torre de edificaciones a su alrededor, son algunos de los objetivos importantes a tener en cuenta en este sentido.