La prostitución callejera en l’Horta Sud
Artículo de Núria Juan, responsable de Poble Democràtic en Catarroja
La prostitución callejera en los polígonos industriales que bordean la Pista de Silla lleva años siendo un problema estructural al que se han dado soluciones temporales más de cara a la galería que con voluntad real de solucionarlo. Ahora, con los ecos de los próximos comicios electorales parece que vuelve a entrar en la agenda política, después de casi tres años en los que no se ha hecho nada para revertir la situación de explotación de estas mujeres.
Cada municipio ha aplicado políticas individuales pensando más en alejar a las prostitutas de las zonas comerciales que buscándoles una salida. Desplazar el problema era la máxima. Y hacerlo por la vía fácil, sacar un reglamento que penalice al infractor, sea la prostituta o el cliente, pero que no se preocupaba de la realidad social. Era sólo una respuesta a la presión de los comerciantes y que sea otro el municipio que se ocupe del tema.
Por ello, el anunció de la propuesta de implantación de un protocolo conjunto de actuación para frenar la prostitución callejera en los polígonos y zonas comerciales paralelos a la Pista de Silla, por parte de la primera teniente de Catarroja, Lorena Silvent, es una buena noticia, incluso en las fechas en las que se ha hecho, y teniendo en cuenta que sólo es eso, un anuncio, porque ni se ha realizado de forma conjunta con otros responsables municipales, ni se ha establecido un calendario de reuniones, ni me da la sensación que se hayan enterado el resto de municipios afectados.
En todo caso, esperemos que no sea una salva al aire para ponerse una medallita, ni una ocurrencia más para quedar bien en una rueda de prensa, porque lo importante no es mermar la presencia pública de la prostitución callejera –que también- sino prevenir su implantación y desarrollo ante la falta de iniciativas municipales de asistencia, formación y protección a las mujeres que quieran denunciar y escapar de esta situación.
Como responsable de una plataforma ciudadana de Catarroja, estoy en contra de la prostitución, especialmente de la callejera por la falta de control sanitario y marginación que fomenta, si bien, estoy convencida de que no podemos limitarnos a erradicar su presencia de las calles porque nos encontremos abocados a unos comicios electorales, ya que el problema no se va a solucionar con la prohibición en la calle, se va a trasladar a los pisos y se va a invisibilizar.
El problema de la prostitución en los polígonos de l’Horta Sud es endémico. No debemos caer en los errores habituales de criminalizar a las mujeres que ejercen la prostitución, sino ofrecerles alternativas de prevención, formación y protección a aquellas que quieran denunciar la extorsión que sufren, además de incrementar la presencia de policía municipal en la zona, con el objetivo no de fomentar las detenciones, sino de incrementar la seguridad de estos espacios aislados.
Hay que tener en cuenta que la prostitución en España se encuentra en una situación de ‘alegalidad’, ya que no es legal ni ilegal, y su ejercicio libre no está penado, aunque sí está sancionado su consumo cuando éste se solicite y disfrute «en zonas de tránsito público, cerca de lugares destinados a su uso por menores (colegios, parques…) o en zonas que pueda generar un riesgo público”. Por ello, es importante centrarse más en la vulneración de derechos humanos y en evitar que su prohibición parcial lleve a las mujeres a manos de los empresarios de clubes para que sigan abusando laboralmente de ellas.
Si queremos una solución real al problema de la prostitución callejera en los polígonos de l’Horta Sud lo que necesitamos no son medidas únicamente coercitivas de cara a limpiar las calles de forma temporal para ponerse medallas antes de las elecciones, sino que contemplen una propuesta a largo plazo con la creación de centros de acogida, pisos de protección y residencias, activación de talleres de integración, de mejora de habilidades e itinerarios de inserción social y laboral a las víctimas. Eso es política social, lo otro son palabras que se las lleva el viento.