Mislata denuncia que hay un médico de urgencias para 50.000 vecinos
El año pasado, la empresa privada que gestiona el Departamento de Salud de Manises decidió trasladar el Punto de Atención Continuada (Urgencias) del centro de salud, como existe en todos los municipios, al Hospital Militar. En principio, esta decisión debería haber servido para mejorar la atención sanitaria de los vecinos de Mislata, ya que se supone que un centro hospitalario debe contar con más recursos técnicos y humanos que un simple centro de salud, pero la realidad es bien distinta.
El continuo desmantelamiento de los servicios asistenciales del Hospital Militar, en contra de los compromisos adquiridos por la Generalitat, está provocando un deterioro en la sanidad pública de Mislata que ha llegado ya a una “situación insostenible”, como denuncia el Ayuntamiento. La gota que ha colmado el vaso ha sido el recorte en el personal facultativo de Urgencias, que se ha quedado con un solo médico para atender a las 50.000 tarjetas sanitarias que tiene Mislata. Y si este médico tiene que salir del centro para atender una urgencia domiciliaria, como ya ha ocurrido, la población se queda desatendida.
El servicio de urgencias del Hospital Militar debería estar dotado de tres médicos de Medicina General, atendiendo al número de habitantes de Mislata. De hecho, poblaciones vecinas como Manises o Quart de Poblet disponen de dos médicos con casi la mitad de población. Por eso, denuncia el alcalde, Carlos Fernández Bielsa, “en Mislata nos sentimos maltratados por el Partido Popular y no vamos a consentirlo. Saldremos a la calle las veces que haga falta para exigir a la Conselleria de Sanidad una respuesta inmediata, porque en esta situación antes o después ocurrirá una desgracia”.
La situación crítica que se vive en la puerta de urgencias del Hospital Militar se remonta a principios del mes de julio y desde entonces ha sido denunciada reiteradamente por los profesionales del centro, pero la empresa no ha puesto ninguna solución. Para Bielsa, el desmantelamiento del centro obedece únicamente a “criterios de rentabilidad económica, sin tener en cuenta la calidad del servicio que se presta a los ciudadanos de Mislata. Y con la sanidad no se juega”.
Mislata, con cerca de 50.000 tarjetas sanitarias, representa el 25% de la población total del Departamento de Salud de Manises, pero es el municipio con peor servicio. Desde que la Generalitat decidió incluir a Mislata en el área de Manises y privatizar así su sanidad, el deterioro de los servicios asistenciales en la ciudad ha sido constante. Ni las movilizaciones vecinales ni la presión del Ayuntamiento, que este mismo año aprobó una moción para exigir la dimisión del conseller, han servido para que la Generalitat cumpla su palabra.
Cuatro años después, los vecinos de Mislata no han visto ni rastro de aquellos seis millones de euros en inversiones prometidas y los servicios sanitarios del Hospital Militar, lejos de ampliarse, se han ido desmantelando. A día de hoy, el centro sigue sin contar con urgencias pediátricas, ni área de radiodiagnóstico, ni servicio de cirugía ambulatoria, ni unidad de ingreso de corta estancia, ni centro de planificación familiar ni las 21 especialidades médicas prometidas. “Nada de nada. Sólo mentiras y más mentiras”, concluye Bielsa.