Agricultores valencianos cuestionan dos iniciativas europeas
T. L.
Dos iniciativas europeas han sido cuestionadas por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) al considerar que su aplicación no es correcta ni adecuada y que, con ello, se perjudica al campo valenciano: por una parte, la estrategia denominada ‘De la Granja a la Mesa’, por propugnar, entre otras cosas, la comercialización y el consumo de proximidad de los productos agrícolas autóctonos cuando, al mismo tiempo, se fomenta la importación de los de otros países, y por otra, el llamado ‘semáforo’ Nutriscore, por situar el aceite de oliva virgen o el zumo de naranja por debajo de los cereales procesados o los refrescos en una escala de alimentos de más a menos saludables.
Respecto al primer caso, AVA-Asaja ha pedido a la UE “coherencia con su estrategia ‘De la Granja a la Mesa’, porque está firmando acuerdos comerciales con países terceros y fomentando así la sustitución de los alimentos de proximidad por importaciones que generan un mayor impacto medioambiental”. En este sentido, recalca que “de nada servirá elevar las exigencias a los agricultores europeos si, al mismo tiempo, Bruselas incentiva la tremenda contaminación que emiten los envíos citrícolas que vienen desde más de 10.000 kilómetros y la competencia en condiciones desleales, tanto en el uso de sustancias fitosanitarias que están prohibidas aquí como en el cóctel de residuos que necesitan aplicar a los frutos para evitar podredumbre durante el transporte de ultramar”.
Récord de importaciones
De hecho, las importaciones de países terceros con destino a la Unión Europea batieron en 2020 –de enero a octubre– un nuevo récord histórico, con 2.198.146 toneladas, tras incrementarse un 15,4% respecto al mismo periodo del año anterior, según un estudio de la propia Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) elaborado a partir de datos de Eurostat y del Ministerio de Agricultura.
En este estudio se señala que Sudáfrica se consolida como el primer país exportador de cítricos a la UE, “gracias a las ventajas comerciales que le otorga el acuerdo firmado en 2016, y que ya copa el 44% de las importaciones totales. Las 968.640 toneladas enviadas durante 2020 arrojan un aumento del 24,8% en comparación con la campaña precedente. El crecimiento se produce especialmente en mandarinas tardías, que coinciden con las variedades tempranas valencianas, tras triplicar su superficie en una década”.
A Sudáfrica le sigue Egipto, con 334.354 toneladas enviadas –un 16% más que en 2019– “debido a la plantación de miles de hectáreas de naranjas impulsada por la presa en el río Nilo”, según dicho estudio. Y a continuación Turquía, “cuyas importaciones citrícolas encendieron las alarmas del sector este enero por la detección de hasta 57 lotes con materias activas fitosanitarias prohibidas en la UE, que pulverizó sus registros en 2020 al crecer un 49,5% y alcanzar las 190.294 toneladas”, según también el informe de AVA-Asaja. Por el contrario, descienden las importaciones de Marruecos, “debido al considerable descenso de producción”, y de Argentina, “en este caso a raíz de la prohibición de la UE de la importación de limones y naranjas tras contabilizarse 133 interceptaciones de plagas y enfermedades de cuarentena en sus mercancías”.
“Ataque a los productos naturales”
Y en cuanto al ‘semáforo’ Nutriscore, ha sido el propio presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, el que, en una opinión publicada en Agronews, ha tildado de “antinatural” esta calificación alimentaria implantada por la UE. Aguado, tras recordar que el sistema de etiquetado nutricional europeo Nutriscore “muestra una especie de semáforo, que va del verde al rojo y de la letra A a la E, para poner nota a la presencia de componentes poco recomendables para la salud en los alimentos”, ha resaltado que “la polémica ha estallado en nuestro país al considerar este algoritmo matemático que el aceite de oliva virgen o el zumo de naranja están por debajo de los refrescos o cereales procesados”.
Para el presidente de AVA-Asaja, “es indudable que los productos agrarios europeos están cultivados bajo las exigencias más garantistas del mundo… En el caso de nuestros cultivos, además, forman parte de una dieta mediterránea que la comunidad científica acredita como la más sana y equilibrada. Por eso no se entiende este ataque que desde la clase política se pretende lanzar a los productos naturales a costa de beneficiar la imagen de los productos manufacturados”.
Aguado considera que “no parece razonable implantar un semáforo antinatural que antepone determinadas fórmulas matemáticas a la calidad real… Nutriscore puede tener sentido en procesados con varios ingredientes…, pero incluir a los productos agrarios y, en algunos casos, asignarles una peor calificación que a otros productos industriales, no solo resulta incoherente con las políticas alimentarias de la Unión Europea, sino que puede provocar un daño irreparable al prestigio y a la demanda de nuestras producciones”.