Alboraya acoge una charla de una superviviente de trata y explotación sexual

La concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Alboraya organizó ayer la conferencia coloquio «La voz de las supervivientes de Trata y explotación sexual y recursos de atención en el Tercer Sector», en el Centro Cívico El Portalet. Este evento, enmarcado en la campaña del 23-S, Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Personas, contó con las ponentes Carol L, superviviente, la Fundación Amaranta, y la concejala de Igualdad, Mábel Redondo, quien subrayó la importancia de visibilizar las historias de las supervivientes para avanzar en políticas de igualdad y protección.

La Fundación Amaranta es una organización sin ánimo de lucro que se centra en la atención y apoyo a mujeres en situación de vulnerabilidad, especialmente aquellas que han sido víctimas de la trata y la explotación sexual.

Carol L., superviviente y activista, fue la principal ponente del acto, donde compartió su experiencia personal y reflexionó sobre las secuelas emocionales y físicas que deja la prostitución en las mujeres. «Muchas mujeres prostituidas tienen secuelas. La prostitución está muy integrada en nuestra sociedad», declaró, resaltando la normalización del fenómeno y su estrecha vinculación con la trata. «Sin prostitución no hay trata de explotación sexual», añadió.

Uno de los puntos centrales de su intervención fue la vergüenza que sienten muchas víctimas, lo que les dificulta pedir ayuda. «Las mujeres víctimas tienen vergüenza de ser víctimas, y eso te impide en muchos casos pedir ayuda», afirmó Carol L., destacando la necesidad de crear redes de apoyo y espacios seguros para las supervivientes.

Por su parte, la concejala Mábel Redondo reafirmó el compromiso del Ayuntamiento de Alboraya con la lucha contra la trata y la explotación sexual, y llamó a una colaboración más estrecha entre las administraciones públicas y las organizaciones del Tercer Sector para ofrecer soluciones eficaces.

Carol L. también instó a las instituciones a enfrentarse a la realidad de la prostitución y no perpetuar discursos que normalicen esta explotación bajo la apariencia de libertad. «Las instituciones deberían venir a sentarse con nosotras, escuchar nuestras historias y trabajar en soluciones reales», declaró, pidiendo un enfoque más crítico y humano por parte del Estado.