Burjassot expondrá la maquinaria original para la elaboración del chocolate de la mítica «Chocolates Valero»
Un buen día hace mucho, en los primeros 40 del sigo pasado, cuando la posguerra comenzaba a enseñar sus garras, a los vecinos y vecinas de Burjassot se les endulzó, un poco al menos, el día… y la vida. Y es que en el nº 55 de la Calle del Tranvía, a un tiro de piedra del Mercado y enfrente de la ferretería Muñoz, Francisco Valero Valero abría la persiana de su pequeña fábrica: «Chocolates Valero», un atractivo negocio que se sumaba, con ilusión, al abultado conjunto de comercios que, por aquel entonces, atestaban la calle de Jorge Juan.
Más de medio siglo después, son muchas las generaciones de burjassotenses que tienen retazos de sus memorias de infancia, juventud o vida en familia, estrechamente ligados a los dulces placeres que se despachaban en «Valero». Niños y niñas procedentes de la escuela, amas de casa de vuelta del mercado, enamorados con ganas de regalar bombones o padres y madres de familia pensando en el chocolate a la taza para el desayuno del domingo….todos y todas recuerdan, con cariño, aquella inconfundible campanilla que sonaba al empujar la puerta de cristal que daba la bienvenida a una estancia cargada de aroma a chocolate y a un mostrador atestado de dulces de colores. Y eso solo era la tienda, ubicada en la planta baja de una casona de dos alturas y patio. Era en las estancias interiores donde, a diario, Francisco Valero primero y quienes cogieron su testigo después, ayudados de toda una maquinaria especializada, creaban la magia, convirtiendo el cacao extraído de sus vainas en chocolates de todo tipo. Negro, blanco, con leche y, cómo no, los inolvidables bollos cilíndricos de terroso chocolate, que fue merienda de tantos. Dicen, cuentan, que Francisco Valero jamás desveló la fórmula de su chocolate, ese chocolate tan peculiar, por el que muchos, incluso grandes empresas y negocios de la capital, suspiraban.
Es precisamente toda esa maquinaria para el proceso de elaboración del chocolate, además de gran cantidad de objetos y utensilios, y también documentación interesante, la que acaba de recibir, recientemente, el Ayuntamiento de Burjassot, a través de una donación que ha realizado la propia familia Valero, con el objetivo de que, en un futuro próximo, los vecinos y vecinas de Burjassot puedan contemplar semejante legado. Así, desde el área de Cultura del Consistorio y desde la concejalía de Patrimonio y Turismo, con Estefanía Ballesteros y Javier Naharros al frente, se han iniciado los trabajos para, con la ayuda de la familia Valero y el trabajo de la Brigada de Obras Municipal, realizar en primer lugar el traslado de dicha maquinaria, a los almacenes de la Casa de Cultura. En primer lugar, se procederá una primera fase de acciones que consistirá, principalmente, en la limpieza y restauración de las máquinas, algunas de ellas algo deterioradas por el paso del tiempo y el desuso prolongado. Dicha fase continuará con los trabajos de catalogación de cada una de las máquinas y del resto del material donado para lo cual, desde Cultura, han informado que contarán con el asesoramiento del Museo del Chocolate de Sueca.
Después de esta fase inicial, la voluntad del Ayuntamiento es mostrar al público, a través de una exposición, todo este conjunto de elementos que, durante décadas, conformaron el obrador de Chocolates Valero. Para que así, en un futuro próximo, entre molinos de cacao, descascarilladoras, tostadores, tableteadoras, moldes y aquellos inolvidables paquetes, color amarillo limón, del cacao familiar a la taza, lo burjassotenses puedan viajar en el tiempo, cerrar los ojos, y volver a escuchar esa campanilla que anunciaba que el dulce placer esperaba, al otro lado de la puerta. Volverán a entrar entonces… a Chocolates Valero.