Carlos llega a Alaquàs tras recorrer 2.000 kilómetros hasta la Selva Negra

carlos Cremona

Carlos empezó su viaje a principios de julio y hoy ha sido recibido oficialmente y con honores en Alaquàs, concretamente, en el despacho de la Alcaldesa Elvira García. Allí ha contado, entre otras cosas, que ya está pensando en su próxima aventura. Tiene previsto narrar su hazaña en un libro, irse de viaje el próximo verano y, tal como le ha propuesto la primera munícipe de Alaquàs, contar en una exposición en el Castillo la Historia del viaje de Carlos. Su Historia.

Con sus brazos, su handbike Smart Litio, un pequeño equipaje y mucha ilusión por llegar a la Selva Negra alemana. Ha ido narrando su aventura día a día, cuando el wifi lo permite, y colgando en Facebook las anécdotas y sorpresas del camino.

El Meridiano L’Horta habló con él cuando se encontraba en Lugano (Suiza), aproximadamente hacia la mitad de su recorrido. Hoy nos ha regalado alguna confesión. Y alguna que otra foto.
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«Cuando veía pasar autobuses en puertos de montaña que eran rompepiernas tenías la tentación de subirte a uno. Pero no lo hice. Han sido más de 2.000 kilómetros parando sólo uno de cada 6 días». «El mayor inconveniente está siendo el tiempo”, reconocía.

“Los días de sol son terribles, y casi es mejor rodar con lluvia. Después está el estado de las carreteras. Sigo las rutas Eurovélo, que a veces están bien acondicionadas y otras no tanto”, explicaba.

Carlos Sanchis Collado partió desde la Comunitat Valenciana, siguiendo la Vía Agusta de Sagunto, y ha ido bordeando nuestras costas, el litoral francés, ha visitado Mónaco, los Alpes Marítimos, la Llanura Padana, los Alpes Suizos… Ha pasado por Milán, por Cremona -ciudad hermanada con Alaquàs en la que le recibió el propio alcalde-… En definitiva, toda una aventura en la que ha ido encontrándose con gente que le ha ayudado desinteresadamente, como cuando pudo bañarse por pimera vez en el mar gracias al socorrista Arnaud Vidal.

Aunque la ruta está planificada, a la hora de la verdad es difícil seguir el camino correcto. “Me he perdido un par de veces, como cuando cogí la Ruta verde del Río Po, un camino accesible y una vía muy bonita. Pero después de 15 ó 20 kilómetros volví al mismo lugar desde el que había salido”, relata Carlos.

El primer día recorrió 129 kilómetros, aunque la media que ha venido realizando está entre 80 y 100 kilómetros al día. “Tengo ganas de estar con mi familia, con mis hijos, hablar y discutir con ellos, porque sé que están pendientes y están preocupados”, confiesa.

Carlos es socio fundador y presidente del primer Club Nacional de Cicloturismo Adaptado. “Hay que fomentar este deporte, además las rutas están funcionando muy bien en ciudades como Mallorca, por ejemplo”.

Reciclaje en primera persona
Carlos predica con el ejemplo. No sólo está a favor del reciclaje, sino que todos los días recoge al menos uno de los muchos residuos que se va encontrando por su camino hasta la Selva Negra. Y opina que si cada persona hiciera lo mismo al menos una vez al día, éste sería un mundo mejor y más limpio.

Con más de 1.000 seguidores en Facebook y numerosas muestras de apoyo de amigos y desconocidos, Carlos es todo un ejemplo de superación para muchas personas. Hace 20 años sufrió un accidente de tráfico que le dejó en una silla de ruedas. Pero sus brazos le llevan ahora por caminos que pocas personas descubrirán como él. Día a día. Y prácticamente en solitario. Todo un reto.

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