‘Cohousing’ en ciernes en Picanya
El ‘cohousing’, o viviendas colaborativas para personas mayores, muy en boga en varios países europeos desde la década de los 80, está adquiriendo importancia en los últimos años en España como alternativa a las residencias, hasta el punto de que el actual presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, anunció antes de las pasadas elecciones autonómicas un plan para la construcción de 500 de ellas, en colaboración con los ayuntamientos. Lo presentó como un plan pionero, pero no lo es. La Generalitat ya impulsó este tipo de viviendas a principios de siglo, en régimen de alquiler y destinadas a mayores con pocos recursos económicos. Las primeras se construyeron en Picanya, aunque diez años después de su funcionamiento continúan sin cumplir del todo su objetivo inicial.
En 2001, las entonces consejerías de Obras Públicas y Bienestar Social pusieron en marcha el denominado Plan Elaia, anunciando la construcción de 1.000 viviendas adaptadas en alquiler destinadas a personas mayores. Este plan se definió como “un proyecto pionero en España” y “motor de nuevas iniciativas que conjugan infraestructuras con ámbitos sociales”. Asimismo, se anunció que Picanya sería el primer municipio de la provincia de Valencia donde se aplicaría.
Efectivamente, poco tiempo después, la entonces Conselleria de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes, a través del antiguo Instituto Valenciano de la Vivienda (IVVSA), licitaba la construcción de 50 “apartamentos tutelados” en unos terrenos de cerca de 9.000 m2 cedidos por el Ayuntamiento de Picanya. En aquel momento, en la provincia de Alicante, concretamente en Castalla, había ya en ejecución 48 de estos apartamentos y, además, se anunció que se estaban estudiando proyectos en otros lugares de la Comunitat Valenciana.
Con el paso de los años, sin embargo, este ambicioso plan no se llegó a realizar en su totalidad. Sólo se construyeron 416 viviendas repartidas en diez municipios, 196 en poblaciones de Alicante, 104 en municipios de Castellón y 116 en localidades de Valencia. En esta última provincia se llevaron a cabo 45 en Vilamarxant, 40 en Moncada y 31 en Picanya, que son las que se llegaron a construir finalmente en este último municipio, pese a que inicialmente fueron proyectadas 50.
Las 31 viviendas de Picanya, con una superficie de unos 48 m2 en planta baja y dotadas de una habitación, baño, comedor, cocina y patio, así como de un porche y un pequeño jardín en la fachada, en las que pueden vivir una o dos personas, se construyeron dentro de un recinto privado, dotado de espacios y edificios comunitarios. Completamente adaptadas a las necesidades de las personas mayores, se concedieron, mediante la aplicación de un baremo de requisitos, a mayores de 65 años que cesaron su actividad laboral o profesional y a pensionistas mayores de 60, que deseaban vivir de forma autónoma y contaban con recursos económicos limitados. El alquiler rondaba los 220 euros mensuales.
Objetivo y filosofía
El objetivo de este grupo de viviendas, según la Generalitat Valenciana, era “prevenir situaciones de marginación y aislamiento, mediante la consolidación de vínculos familiares y vecinales que conjugan independencia personal e integración social”. Además, se contemplaba el funcionamiento, en los edificios comunes, de un comedor, un centro social y una consulta de atención especializada, lo que viene a ser un centro de día. Según el proyecto arquitectónico, “la filosofía es la de favorecer agrupaciones de personas mayores en viviendas independientes y próximas para generar espacios de convivencia y ayuda mutua, apoyados por instalaciones de uso compartido, como salas de ocio, comedor, asistencia, lavandería, etcétera, ya que los servicios de mayor importancia, como centro de salud, comercios y otros, los proporciona el núcleo urbano”. Además, el ayuntamiento dotó el recinto de arbolado y terrenos para cultivar huertos urbanos.
Este objetivo, plenamente identificado con el ‘cohousing’ o viviendas colaborativas para personas mayores, no ha llegado, sin embargo, a alcanzarse en el grupo de viviendas de Picanya, pese a que lleva casi 10 años de funcionamiento. El proyecto ya empezó con problemas, ya que sufrió un retraso de varios años en su construcción y los apartamentos se adjudicaron finalmente en 2009. Además, no se pudo ejecutar en su totalidad, ya que, de 50 viviendas previstas, sólo se hicieron 31, renunciando a las restantes debido a que, al estar los terrenos junto al barranco del Poyo, había riesgo de derrumbe de la ladera.
Carencias y problemas
No obstante, lo que perjudicó directa y considerablemente la finalidad del plan fue que la entonces Conselleria de Bienestar Social, encargada inicialmente de la gestión de los servicios comunes del grupo de viviendas, se negara a ello, precisamente cuando fueron adjudicadas y empezaron a ser habitadas en 2009. Esto provocó que no se pusieron en marcha todos los servicios previstos en los edificios comunes, ya que sólo llegó a funcionar una cafetería durante cierto tiempo.
Finalmente, al reclamar los vecinos, la Generalitat adjudicó en 2015 a una empresa privada la gestión de un centro de día. Sin embargo, este centro, que funciona de lunes a viernes, está destinado a todas las personas mayores de Picanya que lo necesiten y paguen sus prestaciones. Los vecinos del grupo de viviendas pueden acceder, pagando también, a los servicios del centro de día, pero siempre dando prioridad a los mayores de la población que se trasladan allí para ser atendidos.
A todo esto, se han añadido en los últimos tiempos otros problemas, como los del mantenimiento de las viviendas, que corresponde a la Generalitat y del que los vecinos se quejan calificándolo de ineficiente, o las dificultades de acceso a la vecina población de Paiporta, donde los mayores van a los comercios o a la farmacia, ya que tienen más cerca el núcleo urbano de este municipio que el de Picanya. Y, sobre todo, la “falta de atención” que denuncian por parte de la Generalitat Valenciana. Un hecho significativo al respecto es que la última visita que tuvieron de un representante de la Entitat Valenciana d’Habitatge i Sòl (EVHA) , que gestiona actualmente estas viviendas, fue hace cuatro años.