La brecha salarial entre el hombre y la mujer en el trabajo del campo es de más de 400 euros al mes

LA UNIÓ de Llauradors, ante el Día Internacional de la Mujer cuyo tema establecido por la ONU es “Ahora es el momento: las activistas rurales y urbanas transforman la vida de la mujer”, quiere poner el acento en la distancia que queda aún por recorrer por parte de las mujeres rurales para llegar a la igualdad, más acusada que en los entornos urbanos. LA UNIÓ se adhiere a los actos del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, para trabajar a favor de la igualdad y la erradicación de la brecha salarial de género.

LA UNIÓ quiere reivindicar el papel de la mujer en el medio rural, que es el 85% del territorio, y resalta cómo su trabajo ha sido invisible durante muchos años. Según datos del propio Ministerio de Agricultura, la brecha salarial que existe entre el hombre y la mujer en el campo se sitúa por encima de los 400€/mes y, si a eso se le sumase todo el trabajo no cotizado, esta cifra supondría mucho más. Por ello remarca que los profesionales agrarios, como trabajadores por cuenta propia y como empresarios, tienen que respetar la igualdad salarial.

Por otro lado, LA UNIÓ denuncia la doble discriminación de la mujer agricultora y ganadera en el sistema de pensiones, porque la afiliación agraria a la Seguridad Social lo está respecto al resto, y por la brecha de género que sufre el sistema y que condena, especialmente a las viudas, a pensiones muy bajas.

Asimismo, a pesar de la buena iniciativa que supone para el medio rural la Ley de Titularidad Compartida, cuenta sólo con 330 explotaciones registradas en todo el Estado, 10 en la Comunitat Valenciana. Este número tiene que ver con que, siete años después de que entrara en funcionamiento, tiene aún muchas carencias, sobre todo en cuanto a descoordinación de las administraciones participantes (Hacienda, Seguridad Social o CC.AA) que, por ciertas incompatibilidades, hacen que el sistema no funcione como debiera.

La organización cree que estos problemas deberían haberse resuelto ya y hacerlo siete años después supone un retraso en el objetivo de empoderar a la mujer, reducir la brecha de género y fomentar la igualdad, acabando con micromachismos y concepciones de roles de género ya anticuados.

Durante 2016, la distribución de las ayudas directas en la Comunitat Valenciana reflejó que sólo el 38´1% de personas perceptoras totales eran mujeres y que, entre menores de 40 años, el porcentaje de mujeres cae a un 30,5%. También en el sector agrario es muy difícil ser mujer y joven.

En el mismo periodo, las ayudas al Desarrollo Rural únicamente fueron a parar a mujeres el 31,06% de las mismas, lo cual hace más patente la dificultad de dedicación de las mujeres cuando se trata de proyectos económicos que requieren de pro-actividad, y que, sin duda, es atribuible a factores sociales, de tradición y de inercias de discriminación hacia el colectivo femenino.

La organización recuerda también que, si las pensiones que se cobran en el medio rural ya son inferiores en un 40% en relación con las urbanas, en el caso de las mujeres la situación se convierte en insostenible. “Estas mujeres, cuyo trabajo ha estado invisible, se verán abocadas a pensiones de miseria porque ya no tienen forma de completar sus años de cotización por su trabajo en la explotación familiar” – afirman desde la organización –. “Creemos que la sociedad y la administración deberían encontrar fórmulas para intentar compensar de alguna manera esta situación” – añaden.

La ineficiencia de servicios públicos en el medio rural recae sobre la mujer

LA UNIÓ reconoce que en buena parte de las familias del mundo rural es la mujer quien se encarga de las tareas de cuidado, tanto de hijos y como de las personas mayores de la familia. La organización resalta que la presencia de la mujer en los pueblos es imprescindible si realmente se quiere fijar población en los mismos, ya que la ausencia de la mujer y la falta de servicios es el desencadenante para vaciar a medio plazo los pueblos

La crisis ha cerrado servicios básicos en muchos pueblos o ha dificultado el acceso a los mismos: menos colegios y más distantes, servicios sanitarios ausentes o intermitentes, transporte adicional, brecha digital con el medio urbano, etc., son dificultades añadidas que tienen que superar cada día, en mayor medida que el resto, las mujeres rurales.

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