Cómo romper con la rutina cada día en Puçol
Los cinco participantes de la Escola d’Estiu de discapacitados no han parado quietos durante este mes de julio. Haciendo del polideportivo su base de operaciones, estos chicos están apurando sus últimas horas junto con los monitores.
Tomás, Baena y Toni ya son veteranos de la escuela. Llevan entre tres y cuatro años y están encantados. Tomás espera cada día las actividades de relajación que hacen en las aulas. Él y Toni son buenos amigos y se ven cada miércoles durante el año en las actividades de manualidades que hacen en el Espai Social Martínez Coll. Baena, en cambio, ha disfrutado especialmente de la actividad de Mini-chef, descubriendo que le gusta tanto hacer comida como comerla.
Paloma y Marcos, los dos más jóvenes, disfrutan de la piscina, aunque no tanto de las actividades con pistolas de agua y globos.
Marcos es de todos el más revoltoso, también el más joven. No para de chocar los cinco, y está fascinado con el personaje de la Rata del cuento que los monitores le contaron la semana pasada. Hace vibrar la R con especial efusividad.
Todos están expectantes con la traca final, el último día donde han hecho una guerra con globos y pistolas de agua, en el Polideportivo que tan bien conocen.
En este espacio, que es su base de operaciones, cada día comienzan con una reunión en el césped, seguido de juegos tradicionales como el escondite.
Después de almorzar, piscina, manualidades y otras actividades y ejercicios de relajación. Memorias para toda la vida las que generan estos chicos en la Escola d’Estiu de la Asociación de Discapacitados de Puçol (ADIS).
Toni y Marcos fueron a los que más les gustó ver Vaiana el martes pasado. Toni fue el chico de la escuela que más se emocionó con la película y no pudo contener las lágrimas.
Fue la trabajadora del Ayuntamiento, Aure, la que sugirió esta actividad y facilitó que abrieran el colegio para que pudieran disfrutar de una sesión de cine y palomitas. «Estos chavales son superagradecidos, lo poco que les des los agradecen muchos y te devuelven más».
Los monitores Carlos, Marisa y Vanessa están de prácticas becados por el Ayuntamiento y la Diputación. Ellos son Técnicos Superiores en Integración Social. Junto con la coordinadora de la empresa que lleva la escuela, Gema, dirigen y adaptan las actividades y apoyan a estos chicos en todo lo que necesitan.
La Escola d’Estiu permite actividades fuera de lo común y mejora las capacidades motoras y cognitivas de estas personas, fomentando la integración. El balance es más que positivo. En palabras de Vanessa «la escuela se puede considerar un éxito total, todos han disfrutado y se han llevado súper bien».
Por tan solo 20 euros hacen actividades que permiten salir de la rutina a los chavales y disfrutar de un clima de amistad y comprensión, haciendo amigos para toda la vida. Según el concejal de Bienestar Social, José María Esteve «es muy gratificante ver a los alumnos disfrutar con todas las actividades, todos los años recibimos una respuesta muy buena por parte de todos y desde el ayuntamiento seguiremos apostando por este tipo de iniciativas».