Conoce más de cerca a Carlos F. Bielsa, alcalde de Mislata
Loli Benlloch
El alcalde de Mislata y presidente provincial del PSPV-PSOE de Valencia, Carlos Fernández Bielsa (València, 1981), asegura en una entrevista con EFE que no se arrepiente de haber adoptado a dos galgas abandonadas, que su paraíso está en un pequeño pueblo de Cuenca y que nunca se cansa de comer los canelones de su madre.
PREGUNTA: Para usted el verano es sinónimo de .
RESPUESTA: De playa, de amigos, de familia, de todo lo que no puedes hacer durante el año por el trabajo. Es el momento de desconexión, de estar con la gente que quieres.
P: De niño, ¿qué decían de usted los profesores en la escuela?
R: Era buen estudiante y era travieso, inconformista, me quejaba de las cosas que no me parecían bien. Creo que de ese de ese niño revolucionario nació una persona comprometida con la sociedad.
P: Si le pido que elija entre nadar, correr o caminar, ¿le pongo en un aprieto?
R: Sí, porque he sido siempre nadador de competición, casi 20 años de mi vida, y la natación forma parte de mí: la piscina, los amigos con los que compartí tantos momentos buenos, tantas victorias, tanto trabajo en equipo. Me quedo con la natación, aunque cuando tengo un ratito me voy a pasear con mis galgas y corro de vez en cuando: me oxigena, me desestresa.
P: ¿Ha pensado alguna vez quién me mandaría a mí adoptar a dos galgas?
R: No, porque estoy muy contento y no me arrepiento ni un solo día. Creo que es de las mejores decisiones que he tomado: adoptar a dos galgas que estaban totalmente desahuciadas, abandonadas, a las que he podido dar una vida mejor. Son buenas y educadas, aunque es verdad el dicho de ‘adopta un galgo, pierde un sofá’.
A Dana la adopté en 2017 y a Iris en la pandemia: se llama así porque los días de confinamiento se identificaron con el arco iris, con intentar superar ese momento.
P: ¿A veces los animales nos entienden más que las personas?
R: Yo creo que entienden bien a las personas, por lo menos las mías. Tienen sentimientos y saben cómo conseguir sus objetivos, sus premios.
P: Cuénteme ese viaje que siempre que recuerda le hace sonreír y el viaje que tiene pendiente de hacer.
R: Pues los momentos vividos cuando era más jovencillo con los amigos y nos íbamos unos días a la playa. Nos gustaba siempre estar juntos, divertirnos. Son momentos muy importantes en mi vida que recuerdo con mucho cariño.
Y aunque ahora tengo poco tiempo para viajar, me gustaría perderme en cualquier lugar. Donde siempre voy a desconectar es al pueblo de mis padres, Castillo de Garcimuñoz, en Cuenca. Es un paraíso: me pierdo por las montañas, veo las estrellas por la noche, escucho los pajaritos durante el día, los gallos me despiertan por la mañana. Es mi rincón para reflexionar y pensar.
P: ¿Cuál es el plato que borda en los fogones y el que podría comer sin cansarse?
R: Me defiendo en la cocina: estudié en Castellón y de bien jovencito tuve que aprender rápido para poder sobrevivir. Los platos que siempre echo de menos son los que hacía mi abuela en Castilla-La Mancha, los rolletes o el gazpacho me traen muchos recuerdos de mi infancia. Y sin duda me quedo con los canelones de mi madre, que son absolutamente extraordinarios: jamás he comido unos igual.
P: ¿Si nos comparte sus listas de Spotify, qué escucharemos?
R: Me gusta la música indie, el pop y soy fan de Pablo Alborán. Soy un tipo sentimental y muchas veces, no me no se me caen los anillos por decirlo, lloro. Me emocionan muchas cosas. En mi toma de posesión en el ayuntamiento una de las canciones fue la instrumental de Alborán ‘Prometo’.
P: A la hora de ver series, ¿opta por las ambientadas en política o ya tiene bastante con el día a día?
R: La verdad es que la cabra tira al monte. Me llaman las series de política, como ‘Borgen’ o ‘House of Cards’. También algunas de risa, para desconectar y reírme con amigos, como ‘Paquita Salas’.
P: ¿Qué es lo primero que hace cuando llega a casa después de una jornada de trabajo?
R. Intentar desconectar. Leer cuando tengo tiempo, pasear con Dana e Iris, encontrar un pequeño momento para mí, estar con la familia. Veo poco la televisión, lo suficiente como para informarme.
P: ¿Si revisamos su biblioteca, qué tipo de libros encontraremos?
R: De todo tipo. Biografías de gente que para mí es referente. El último que estoy leyendo es ‘La estrella de ébano’, de mi buen amigo Paco Toledo, un gran profesional y un catedrático extraordinario de la Universidad, Jaume I.
P: Una experiencia que le haya marcado.
R: Irme una semana a limpiar chapapote a Muxía en el año 2000, cuando se hundió el Prestige. Fue una de las experiencias más importantes de mi vida. Organicé un autobús lleno de gente solidaria en la Universidad cuando estaba estudiando. Recuerdo como si fuera ahora la increíble generosidad de la gente de Muxía y esa ola de cooperación.
P: Como alcalde, ¿cuál es esa actividad que le ha tocado hacer y nunca imaginó que iría con el cargo?
R: Todos los momentos vividos de la pandemia. El ir al ayuntamiento todas las mañanas solo por la calle. Y el dedicarme gran parte del tiempo, mientras la gente estaba en sus casas, a ir a las farmacias a comprarle medicamentos a las personas mayores porque no podían salir o a hacer la compra a las personas más desprotegidas.
P: ¿Si Mislata no existiera, habría que inventarla?
R: Sin duda, es una ciudad que se ha convertido en un referente de políticas públicas y donde se vive cada día mejor. EFE