Cuando escribir es más que una forma de comunicarse
Impresas es una iniciativa de esas que valen la pena. En 2017, Pilar Almenar, directora del proyecto y periodista, quería hacer del periodismo una herramienta para escuchar y empoderar a las mujeres presas de la cárcel de Picassent.
Así nació Impresas, un proyecto cargado de honestidad. A él se unieron más periodistas, fotógrafos, diseñadores gráficos y también profesionales de la psicología y trabajadores sociales.
“Antes de empezar contamos con un panel de expertas”, explica Laura Bellver, periodista y compañera de Pilar Almenar desde los inicios, “se trataba de mujeres que habían estado en prisión y les comentamos nuestro proyecto, queríamos saber si podría resultar interesante a las mujeres que están en la actualidad en prisión, y dijeron que sí. Asi que cuando el Ministerio de Interior nos dio el visto bueno, comenzamos a trabajar en la cárcel”.
Durante un año, este equipo y su proyecto superó todas las barreras burocráticas y finalmente consiguieron poder ofrecer esta experiencia a las presas a partir de 2018.
Lo cierto es que pronto el proyecto tuvo muy buena acogida, “las mujeres que están en la cárcel escriben muchísimo. Dentro de prisión no hay móviles, las llamadas telefónicas son muy restringidas y no hay libre acceso a los ordenadores ni a internet. Ellas están muy habituadas a escribir cartas a sus familiares, a sus abogados, a hacer instancias o simplemente a plasmar en un papel sus sentimientos en forma de relatos o poemas”, explica Laura Bellver.
Y con esa predisposición a escribir, muchas mujeres se apuntaron a la primera edición de Expresas, el nombre que recibe la publicación. “La primera edición fue en 2018-2019. Para realizar el proyecto, durante varios meses fuimos a la cárcel y hablamos con las redactoras, porque ellas son las que escriben y ellas son las verdaderas protagonistas de la revista. La temática es totalmente libre, nosotras, les acompañamos en el proceso de creación de sus textos y a lo sumo corregimos alguna falta”.
El proceso de elaboración es como el de una redacción al uso. Ellas elaboran las informaciones y después eligen qué imagen quieren para ilustrarla. “Contamos con profesionales de la fotografía e infografía”.
Pasada esta fase, ya solo queda maquetar y enviar a la imprenta, pero, como en todo, es necesaria financiación.
Este proyecto no cuenta con ninguna ayuda pública, pero sí con muchas manos amigas: La Fundació La Caixa, la Unió de Periodistes i la asociación Àmbit. También se ha recurrido al crowdfunding como una forma para financiar la revista Expresas.
“Nosotras – explica Pilar Almenar-, somos de la opinión de que el trabajo se debe pagar, tanto el de las redactoras (las mujeres presas) como el de los fotógrafos, la imprenta o las personas que participan en la elaboración de la revista, que tienen que cobrar por su trabajo” y, por suerte, esa ayuda económica siempre ha estado ahí.
Covid-19
La pandemia, como en todo, paralizó por un tiempo el proyecto, “estábamos realizando la segunda edición de la revista cuando llegó la Covid-19 y ya no era posible entrar en la cárcel para realizar los talleres, asi que las reclusas empezaron a enviarnos sus textos por correo ordinario. Así es como salió la segunda edición de Expresas. Ahora, con las medidas ya más relajadas, podemos entrar en la cárcel y, actualmente, estamos preparando la tercera edición”.
15 redactoras
Desde 2018 hasta la actualidad son muchas las redactoras de Picassent que han formado parte del equipo de Expresas, “han pasado muchas mujeres por el equipo, algunas han repetido la experiencia en más de una edición, y otras se lo han dejado porque han salido de la cárcel. Estando ya en la calle, si quieren pueden seguir participando en el proyecto, pero normalmente no lo hacen. Cuando salen tienen muchos retos que afrontar, es un proceso complejo, se tienen que reencontrar con su entorno, con su familia, con su vivienda… no es un proceso fácil para ellas y además, muchas mujeres deciden desvincularse para cerrar también su etapa en prisión”, explica Pilar Almenar.
Participar en este proyecto, para Pilar y Laura, es una lección de vida. “No somos las mismas desde Impresas”, dice emocionada Pilar, “hay un antes y un después. Es muy importante deconstruir la imagen de las personas reclusas. Nosotras hemos reído, llorado, soñado e ilusionado con ellas, mujeres que algún día saldrán a la calle y se merecen que la sociedad las acoja, y ese es también uno de los objetivos de Impresas, aspiramos a generar en la sociedad un impacto y que sea más permeable con ellas y su reinserción”.