Después de tres meses, los mayores de la residencia de Albal ven a sus familiares
Han transcurrido tres meses desde que se decretara el estado de alarma con su consecuente confinamiento, han sido más de 90 días de distanciamiento social que ha resultado especialmente duro para las personas mayores que han estado consideradas el principal grupo de riesgo en la COVID-19. Por este motivo, Albal fue el primer municipio en impedir el acceso de los familiares y proveedores a su residencia municipal Julio Muñoz Genovés, incluso días antes de que el presidente del ejecutivo central, Pedro Sánchez, decretada el estado de alarma.
Por fin, este pasado lunes 8 de junio, el inmueble que acoge a 48 ancianos, ha abierto de nuevo las puertas a las visitas del exterior, con importantes medidas higiénicas y de seguridad. Según explica su directora, Emilia Fabregat, las visitas se realizan con cita previa y tienen lugar en el exterior del inmueble. Antes de acceder se les toma la temperatura, deben limpiarse con gel hidroalcohólico, portando mascarilla y, una vez dentro, no pueden mantener contacto con físico con los residentes con los que mantendrán una distancia de dos metros delimitada por vallas. Las entradas se dan entre el lunes y el viernes y con un aforo máximo en el patio del centro de 10 personas.
Una buena gestión y una prevención a tiempo han ayudado a salvar vidas en la residencia municipal. Sus trabajadores y mayores se han sometido en las últimas semanas a la pruebas PCR que ha hecho la Conselleria de Sanidad dando todos negativo. “Esto no hubiera sido posible sin el personal del centro al que reconozco su importante papel y que nos permite ser uno de los pocos centros de mayores con cero contagiados”, así se ha expresado el alcalde Ramón Marí quien añade que la pandemia, “ha puesto a prueba nuestros valores y, en este caso, la calidad humana del equipo de la residencia de Albal”.