Día de la mujer o día de la libertad
Hace unas semanas recibimos la carta anómima de una lectora que hablaba sobre el 8 de Marzo. Al equipo de redacción del periódico El Meridiano nos ha parecido una carta tan sincera que hemos decidido ceder el espacio habitual de la editoral a ella, una mujer valiente. Esto es lo que dice:
El 8 de marzo es el día de la mujer. Yo creo que se debería llamar el día de la libertad. Libertad para las mujeres, amas de casa como yo, que hemos dedicado y seguimos dedicando nuestra vida a nuestros hijos, a nuestros padres, y a la vejez a nuestros nietos.
Muchas de nosotras, las de mi generación que ya rondamos los 65, somos esclavas de un sistema. Nos hemos quedado a mitad camino entre nuestras madres, que no se planteaban ni rechistarle al marido, y nuestras hijas, mujeres independientes, dueñas de su vida. Sinceramente pienso que mi generación, en ese sentido, creo que es la peor parada. A mi madre, la recuerdo feliz dándole el mejor trozo de carne a mi padre, por el hecho de ser el hombre de la casa.
A mis hijas las veo felices, fuertes y con autoestima suficiente como para decirles a sus maridos “ahí te quedas” si ya no les conviene estar con ellos. Pero yo, como tantas mujeres de mi edad, vemos que es posible la realidad que nos cuentan, la de independencia, nos hablan de empoderamiento… pero, al final, nuestra la realidad es otra.
Mi marido no me pega no, pero no estoy a gusto con él. Sin embargo, no me puedo ir. Toda mi vida la dediqué a mis hijos, tres para ser exactos. Los cuidé, con gusto; les enseñé valores, también con gusto; hice siempre la comida en casa para todos con gusto……pero mis hijos se fueron de casa, y el amor hacia mi marido también se fue. Me divorciaría, eso está al orden del día, pero ¿dónde voy? Como a muchas nos pasó en aquella época los pisos estaban a nombre de los maridos y ahorros no tenemos porque nunca hemos trabajado fuera de casa.
Y así es como vivimos muchas mujeres. En un confuso pacto de cordialidad matrimonial, pero que, al final, todo radica en la independencia económica y en que pusimos a los demás por delante de nosotras.
Me gusta ver las noticias que sacan los periódicos sobre la igualdad entre hombres y mujeres. Ojalá nadie tuviera el sentimiento que tenemos tantas mujeres de mi generación de sentirnos presas de una realidad. Gracias a las mujeres valientes que nos hablan de igualdad. Con admiración las escucho a mis casi 70 años.
Como decía, para mí el día de la mujer debería llamarse el día de la libertad.