El adiós de los funcionarios que vivieron la llegada de la democracia a los Ayuntamientos
Todos los años se jubilan muchos funcionarios. Este año lo hace Maria Gloria Montalar López, nos comenta que no hay que olvidar el apellido de su madre.
Ella forma parte de aquellos empleados públicos que han vivido como la democracia llegó a los Ayuntamientos, los preparativos de las primeras votaciones, la llegada de los servicios municipales, la creación del cuerpo de Policía Local, el desarrollo urbanístico o el cambio tecnológico.
Hablar con ella es un recorrido por la historia de nuestros Ayuntamientos.
No quería que El Meridiano le hiciera una entrevista. “¿Qué voy a contar yo?, yo no soy importante”, decía. Al final la convencemos. Ella es testigo de ese cambio que ahora no apreciamos, pero que ha sido una revolución progresiva.
“Entré a trabajar con 17 años, como interina. Fue por casualidad. Yo quería ser enfermera e irme a África, pero no pudo ser, el destino quiso que el entonces Alcalde de La Pobla de Farnals D. José Juan Castellar, conocido como (el tío Coc) le comentará a mi madre que iban a publicar un bando porque hacía falta gente en las oficinas del Ayuntamiento. Y así fue, al oír el bando, que entonces lo publicaba por las calles de viva voz el alguacil municipal (el tío Jesús Lapiedra), mi madre y mi abuela Remedio me convencieron para que me presentará, a los pocos días me llamaron para que me incorporará y me nombraron funcionaria interina”.

Cuando cumplió 18 años, convocaron la oposición y pasó a ser funcionaria de carrera. En aquellos años 1973-1974 solo “éramos en el Ayuntamiento 7 trabajadores: el secretario, el oficial, tres auxiliares, un recaudador, el alguacil y algún personal de servicios. Poco a poco aprendí de todos los departamentos, todos hacíamos de todo. Los trabajos eran con máquinas de escribir o manuscritos. Actas, libros de contabilidad, de tesorería, renovación del padrón de habitantes cada cinco años, padrón de viviendas cada diez años”.

Gloria recuerda que, para la renovación de padrones, “mi compañera y yo íbamos de casa en casa tanto en el pueblo como en la playa, por ello conocíamos todo el callejero y sobre todo el nombre de todos los complejos y edificios de la playa. Recuerdo que las actas del Ayuntamiento las transcribíamos a los libros con pluma estilográfica, con una caligrafía casi perfecta. Las copias de los escritos a máquina eran con papel de calco intentando hacer el número máximo de copias que se podía con el papel de calco, aún no existían las fotocopiadoras. Unos años más tarde compraron una fotocopiadora y también aparecieron las máquinas de escribir eléctricas, cuando compraron una su ruido era como de un tractor”, cuenta entre risas.
Durante la entrevista, le preguntamos cómo fue la llegada de más empleados al Ayuntamiento o la creación de nuevos puestos de trabajo como técnicos de áreas. “No vayas tan deprisa”, nos replica, “todo fue muy progresivo. ¿Sabes que el servicio de recogida de basuras era muy diferente? No existía el plástico y el vidrio no se desechaba, los envases vacíos de plástico y vidrio se devolvían a las tiendas. Eran otros tiempos”.
¿y cómo se implantó el servicio de basura?, le preguntamos. “Con los años”, explica Gloria, “dos agricultores del pueblo la recogían con el carro, luego con una furgoneta, y poco a poco fue cambiando el modelo hasta lo que conocemos en la actualidad”.
Policía Local
“No había Policía Local, si pasaba algo venía la Guardia Civil. Eran como de la familia, siempre estaban por el Ayuntamiento, venían hasta a por material de oficinas. Cuando se creó el cuerpo de Policía Local, recuerdo que al alguacil lo nombraron jefe de la Policía Local y entraron algunos vecinos del pueblo de guardias de policía. Iban con una mobylette, no tenian coches”.

La llegada de la tecnología también fue un cambio muy importante para todos los trabajadores municipales. Fueron años muy revolucionarios, ordenadores, más personal municipal, mucha legislación nueva.
La digitalización y el aumento de servicios municipales estos años ha sido crucial, “pero recuerdo con mucho cariño aquella forma de trabajar. Ahora hay mucha tecnología y los vecinos pueden hacer muchos trámites, incluso online, pero el trato personal es fundamental. En aquellos años tanto en La Pobla de Farnals como en otros muchos pueblos la gente trabajadora había recibido poca formación académica e incluso ninguna. Recuerdo que ayudábamos a los vecinos porque venían preocupados por no saber cómo hacer los trámites ello les daba tranquilidad. Ahora no es lo mismo, pero hay mucha gente mayor que nos sigue necesitando y nosotros seguimos estando ahí, independientemente que los trámites se puedan hacer online”.
Las historias y las vivencias de estos casi 52 años son tantas como cambios se han producido el funcionamiento de los Ayuntamientos.
En 1973, con 17 años María Gloria Montalar López entró a trabajar en el Ayuntamiento de La Pobla de Farnals. Ahora se va con 69 años, “toda una vida llena de recuerdos y experiencias”, dice emocionada cuando ve las fotos que el alcalde, Enric Palanca, saca del armario de alcaldía tras la entrevista.

¿Por qué no te has jubilado antes?, le preguntamos. “No estaba preparada, he tenido que asimilarlo poco a poco”, dice emocionada una persona que lo ha dado todo en su trabajo.
Y por último nos recuerda el consejo que le dio su abuela Remedio cuando entró a trabajar: “Ella que era muy sabía me dijó : ‘n’olvides que els que manen s’hen aniran i tu te quedarás i ells no te paguen, te paga el poble. Ajuda a la gent que no ha pogut rebre formació com la gent d’ara”.
«Graciès a als meus veïns i veïnes. Graciès Poble”, dice Gloria emocionada al acabar la entrevista.
