El Gobierno de España amenaza a la Tauromaquia, ¿en manos de quién estamos?
Por Javi González ‘Viza ‘ (@Javi_Viza)
¿Se imaginan poner a un lobo a cuidar las ovejas? Esto sólo se le puede ocurrir a un sádico. Dicho de otra forma, a Pedro Sánchez.
La última del Gobierno es sólo un aviso de lo que está por venir. Erradicar el premio de tauromaquia es lo de menos. Lo grave del asunto es el gesto y las intenciones de un gobierno que incumple todo tipo de leyes sin tapujos, de frente, en corto y por derecho. Porque yo lo valgo. Primero, intentando excluir el Bono cultural Joven de los espectáculos taurinos (el Tribunal Supremo les tiró de las orejas), luego en Baleares y Catalunya les tuvo que decir el Tribunal Constitucional que las Comunidades Autónomas no pueden prohibir los toros y ahora, continúan con la hoja de ruta.
La Tauromaquia está protegida, entre otras, por la Ley 18/2013, de 12 de noviembre, para la regulación de la tauromaquia como patrimonio cultural, por tanto, la decisión de Urtasun estaría incurriendo en una prevaricación por, presuntamente, vulnerar la Ley con arbitrariedad y desviación de poder, porque una norma reglamentaria no puede contradecirla. Además de una falta de respeto a la Ley.
La fiesta de los toros no es sólo arte y cultura, es mucho más, es una actividad cultural que cada año aglutina a más aficionados, a pesar de ser el único espectáculo cultural que no tiene ni el apoyo en los medios de comunicación, ni el apoyo de la administración. En 2023 crecieron los festejos taurinos populares en toda España, pero también lo hicieron las corridas de toros: En 2023 se hicieron 1579 festejos taurinos, un 11% más que 2019. Otros datos: 25 millones de espectadores, 4 veces más que los votos que sacó Pedro Sánchez en las elecciones. La Fiesta Nacional es la primera actividad cultural de este país que ingresa beneficios fiscales, pues por cada euro que se invierte en la tauromaquia, se producen 2,8 € en la economía nacional. El año pasado se ingresó 40 millones de euros de IVA.
Pero estos datos no interesa verlos. Aunque bien es cierto que la parte económica es lo de menos también. Pues al final, al gobierno le importa un comino el dinero que deje y hasta el propio toro. Todo brota del mismo mal: Del sectarismo y del animalismo; y el animalismo es una de las lacras que hace peligrar nuestra sociedad.
Y así están las cosas, ponen al frente de nuestra cultura a un ministro que no tiene ni la formación ni el conocimiento para hablar, ni bien ni mal, y mucho menos para tomar decisiones que afecten a la tauromaquia. Y, lo peor, es que su desprecio a la tauromaquia lo justifica con informes de la UNESCO y del más allá. Pero miente, pues lo que la UNESCO explica es que el único límite para considerar cuándo una cultura es inadmisible son los derechos humanos y libertades fundamentales. Y la tauromaquia desde luego no transgrede esa línea roja. España es un país diverso que manifiesta su identidad a través de la cultura: desde la poesía al teatro, desde la pintura al cine, desde la escultura a la tauromaquia. No hay que ser aficionado al toreo para reivindicar, sin tapujos, que la creatividad y la libertad de nuestros artistas nos engrandece. Porque no es una cuestión de que te gusten o no los toros, es una cuestión de algo tan valioso como la libertad.