La Covid-19 ha agudizado la ansiedad entre los niños con espectro autista
Un año más se celebra el Día Mundial de la Concienciación sobre el autismo, una jornada dedicada a dar protagonismo a uno de los colectivos más vulnerables en los últimos meses a causa de la pandemia: los niños que padecen Trastorno del Espectro Autista (TEA). Este trastorno, que afecta a un 1% de la población española, “se caracteriza especialmente por la manera cognitiva, comunicativa y social que tienen estas personas de relacionarse con su entorno habitual. En este tipo de trastornos son claves los comportamientos repetitivos y estereotipados y la rígida adhesión a rutinas o rituales”, explica Sergio Güemes, Coordinador de la Unidad de Neurorrehabilitación Infantil del Hospital de Manises. Es por ello por lo que la llegada de la pandemia, y su consecuente ruptura con las rutinas y hábitos establecidos en el ámbito escolar, familiar y social, ha traído consigo un aumentado en los niveles de ansiedad y estrés de los pequeños con TEA.
Las principales causas de la ansiedad y angustia en estos niños se atribuyen en el último año a las situaciones de constante cambio que están viviendo. “Las normas van cambiando y la mayoría resultan difícilmente comprensibles para niños con este tipo de trastornos –explica Güemes – Además, estos niños están adaptándose constantemente a esos cambios, lo cual, teniendo en cuenta la inflexibilidad cognitiva de las personas con TEA, resulta más complicado para ellos, y en caso de conseguirlo, al menos aparentemente, no quiere decir eso que no les suponga un aumento de ansiedad y angustia, que en ocasiones resulta difícil manejar”.
Montse es madre de Marco, un niño de 6 años diagnosticado de espectro autista y tratado en la Unidad de Neurorrehabilitación Infantil cuenta que para su hijo “la anticipación en los planes en el tiempo libre, la previsión de planes de fines de semana en el ámbito familiar o las rutinas deportivas son muy importantes para su desarrollo. Durante los últimos meses, el cierre de parques y las limitaciones de movimiento han sido más determinantes para niños como Marco”, explica. Estas restricciones han puesto sobre la mesa nuevos retos para estas familias como “el establecimiento de rutinas nuevas dentro del hogar. “En nuestro caso tuvimos que construir distintos departamentos dentro de casa para que nuestro hijo supiera dónde se jugaba, dónde se hacía deberes, dónde se hacía terapia… esto le ayudo a volver a una nueva organización de sus tareas”, explica Montse. Por su parte, Güemes ha subrayado que “el acompañamiento semanal a estos niños y sus familias durante todos estos meses, de manera presencial o telemática, ha sido crucial para facilitar la adaptación a la nueva realidad en la que nos encontramos”.
Además, la pandemia ha retrocedido en algunas de las cuestiones más esenciales para estos niños como han sido las relaciones sociales. Los grupos burbuja, la imposibilidad de jugar con otros niños en los parques o de hacer actividades extraescolares han limitado la actividad de los pequeños con este tipo de trastornos. Por eso, el especialista recomienda que “la familia y los profesionales del entorno escolar deben valorar la cantidad, tipo y forma de explicar al pequeño la situación en la que nos encontramos en cada momento con el objetivo de facilitar la mayor comprensión”. Para ello, “el uso de plataformas visuales a través fotografías, imágenes, pictogramas y palabras escritas puede servir de gran ayuda ya que estos niños asimilan mejor la información de esta manera”.
Unidad de referencia
El Departamento de Salud de Manises puso en marcha la primera Unidad de Neurorrehabilitación Infantil especializada en trastornos del desarrollo integrada en 2012 en un hospital público valenciano que ofrece tratamientos a niños con Daño Cerebral y Trastorno del Espectro Autista además de realizar diagnóstico diferencial de TEA. Actualmente, la Unidad está atendiendo a 25 menores entre 1 y 15 años con Daño Cerebral y con 75 niños de hasta los 6 años con Trastorno del Espectro Autista.
La Unidad está ubicada en el Centro de Especialidades de Mislata en el complejo del Hospital Militar. Dispone de un área de 250 metros cuadrados totalmente adaptados a las necesidades de los más pequeños. Se trata de una zona reformada que incluye saldas de terapia y juego, un equipamiento nuevo y adecuado a las necesidades de la intervención según los manuales de buenas prácticas de AETAPI y el Instituto Carlos III.