Los centros educativos de l’Horta Sud que tendrán que volver a construirse tras la riada

Entre los problemas que traen de cabeza a los alcaldes y alcaldesas de la comarca de l’Horta Sud para recuperar lo antes posible la «nueva normalidad», se encuentra la vuelta al cole de los niños y niñas de sus municipios. Algunos centros educativos han sufrido tales daños que de nuevo tendrán que ser construidos; otros, necesitarán reparaciones y nuevo mobiliario; y muchos, tendrán que ser objeto de una limpieza a fondo.

En estos momentos la conselleria de Educación está evaluando los daños que se hayan podido producir tras la Dana en cada uno de ellos y si pueden ser reparables o no, pero los centros escolares de Horta Sud han corrido suerte diferente.

En Alfafar, su alcalde, Juan Ramón Adsuara, ha explicado a El Meridiano, que algunos centros educativos están gravemente afectados como «el colegio Orba que está prácticamente para derrumbar, en el colegio La Fila se está estudiando el estado de la estructura y el colegio Jaume, que se iba a renovar, también está prácticamente para derribar».

En Catarroja, las Escuelas Infantiles han sufrido daños todas. El estar ubicadas en plantas bajas ha hecho que se hayan quedado sin mobiliario y algunas han perdido incluso ventanas. En cuanto a los colegios, según ha explicado la concejala de Catarroja y diputada Dolors Gimeno, «el CEIP Vil·la Romana, no tiene arreglo y tendrá que construirse de nuevo». La situación del IES es complicada, la riada ha dejado toda la planta baja arrasada. Por lo que respecta a los CEIP Joan XXIII y Paluzié «necesitan reparaciones y el resto, aunque hay que limpiarlos y adecuarlos, podrían recuperar pronto la normalidad», ha confirmado.

En la ciudad de Torrent, la Escuela Infantil del Xenillet se encuentra anegada. Por otro lado, aunque no es una infraestructura educativa en sí, la pasarela peatonal que une el Xenillet con el colegio Juan XXII se ha caído y «ya veremos cómo y cuándo se podrá ir a clase», afirman desde el Ayuntamiento.

En Aldaia, los centros escolares han sufrido desperfectos, que son reparables, pero todavía se encuentran a la espera de la certificación de la conselleria de Educación, que será la encargada de confirmar la situación.

En Benetússer, los colegios tienen diferentes daños, pero se están intentado habilitar cuanto antes.

En Picanya la conselleria se encuentra evaluando los daños, aunque el alcalde ha explicado a este periódico que «no existen daños estructurales».

En Sedaví, aunque el muro de su instituto está derribado el resto de instalaciones «no están mal del todo, de hecho lo estamos utilizando para repartir la comida», cuentan desde el ayuntamiento. En el colegio San Clemente, la parte de Infantil sí ha sufrido muchos daños y el resto tiene lodo. En los demás colegios la situación es parecida existen partes deterioradas, pero nada grave.

Los colegios de Albal también se han visto afectados por el paso de la riada dejando colegios como el San Carlos o San Blai más afectados. En el caso del San Carlos será necesario construir parte de una vaya perimetral y recuperar parte del mobiliario, y el colegio San Blai, ubicado en pleno centro, quedó totalmente anegado, aunque gracias al movimiento del voluntariado ya se ha sacado todo el mobiliario y limpiado la zona, aunque ahora mismo la planta baja se ha quedado diáfana sin mesas, ni sillas ni estantería ni material en las aulas.

En cuanto a Paiporta, localidad que han calificado como zona cero de la riada, técnicos de la Conselleria han estado esta mañana visitando las instalaciones escolares, y los daños son materiales pero no estructurales. De hecho, algunos centros están siendo utilizados para el reparto de enseres y comida para los vecinos.