Ortodoncia infantil: claves para una sonrisa sana desde pequeños
La infancia no solo marca el crecimiento emocional y físico de una persona, sino que también es un momento crítico para su salud bucodental. La ortodoncia infantil, frecuentemente asociada únicamente a una mejora estética, cumple en realidad un papel preventivo y terapéutico fundamental. Detectar a tiempo una alteración en la mordida o en el desarrollo de los huesos maxilares puede evitar complicaciones futuras y tratamientos mucho más complejos durante la adolescencia o en la edad adulta.
En España, se estima que más del 30 % de los niños presenta alguna forma de maloclusión, y según el Consejo General de Dentistas, una intervención precoz podría reducir la necesidad de tratamientos más invasivos en más del 50 % de los casos. Esta realidad pone en valor el trabajo clínico de equipos especializados como el de la Clínica Dental Conrado Andrés, cuya unidad de ortodoncia pediátrica se ha convertido en un referente para muchas familias de la comarca de l’Horta Sud.
Así lo confirma el Dr. Conrado Andrés, director clínico y dentista en Alaquàs, quien subraya que “los tratamientos de ortodoncia en edades tempranas no solo corrigen la alineación dental, sino que previenen problemas esqueléticos y funcionales que, si no se abordan a tiempo, pueden tener consecuencias mucho más complejas en la adolescencia o adultez”.
Qué es la ortodoncia infantil y qué problemas corrige
La ortodoncia infantil es una rama especializada de la odontología que se ocupa del diagnóstico, prevención y corrección de las alteraciones en el crecimiento y desarrollo de los dientes, los maxilares y la oclusión (la forma en que los dientes superiores e inferiores encajan al cerrar la boca). Su enfoque es distinto al de la ortodoncia en adultos, ya que se aplica en un momento en que los huesos aún están en fase de crecimiento, lo que permite guiar su desarrollo de manera natural.
Este tipo de ortodoncia puede corregir problemas como la mordida cruzada, mordida abierta, sobremordida, apiñamiento dental, diastemas (espacios entre dientes) y desviaciones en la línea media. También actúa sobre alteraciones esqueléticas, como el prognatismo mandibular o la retrognatia maxilar, que afectan tanto a la estética facial como a funciones esenciales como la masticación, el habla o la respiración.
Además, puede intervenir en hábitos orales nocivos como la succión digital (chuparse el dedo), el uso prolongado del chupete o la respiración bucal, todos ellos factores que alteran el desarrollo normal de la arcada dental y la posición de la lengua.
¿A qué edad debe ir un niño al ortodoncista por primera vez?
Las principales sociedades científicas, como la Asociación Española de Ortodoncistas (AESOR) y la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP), coinciden en que la primera revisión con un ortodoncista debe realizarse entre los 6 y 7 años, incluso aunque no se haya detectado ningún problema evidente. Esta etapa suele coincidir con la erupción de los primeros molares definitivos y el recambio de los incisivos temporales, lo que permite observar con claridad el patrón de crecimiento dental y esquelético.
A esa edad es posible detectar de forma precoz desviaciones en la mordida o alteraciones estructurales que, si no se tratan a tiempo, pueden agravarse con el paso de los años. En muchos casos, una actuación temprana permite evitar extracciones dentarias o tratamientos ortodóncicos más largos y complejos en la adolescencia.
“El error más frecuente que vemos en consulta es esperar a que todos los dientes permanentes hayan salido. Para entonces, muchas alteraciones ya están consolidadas y requieren un abordaje más invasivo”, advierte el Dr. Andrés.
Señales de alerta: cómo saber si tu hijo necesita ortodoncia
Aunque muchas alteraciones pasan desapercibidas en las primeras etapas, existen signos visibles que pueden alertar a los padres de la necesidad de una revisión ortodóncica. Entre ellos se encuentran la dificultad para cerrar bien la boca, la presencia de dientes torcidos o montados, el desgaste prematuro de piezas dentales o la respiración constante por la boca, especialmente durante el sueño.
También debe consultarse al especialista si el niño presenta dificultades para masticar, se le notan los dientes muy separados o si ha tenido hábitos prolongados como chuparse el dedo o usar el chupete más allá de los tres años. Otro indicador es la asimetría facial: un mentón muy prominente o retraído, o una mandíbula desviada al hablar o sonreír, pueden ser síntomas de una maloclusión de base ósea.
En muchos casos, los signos no son evidentes, y solo un estudio radiológico y cefalométrico podrá revelar alteraciones en el crecimiento maxilar o la posición dental.
Tipos de ortodoncia infantil: interceptiva, funcional y correctiva
La ortodoncia infantil se clasifica en varios tipos según el momento y el objetivo del tratamiento:
- Ortodoncia interceptiva: se aplica en edades tempranas (entre los 6 y 9 años) con el objetivo de interrumpir o corregir el desarrollo anómalo de la oclusión antes de que se consolide. Utiliza aparatos sencillos, como disyuntores o expansores, y su acción es principalmente ortopédica.
- Ortodoncia funcional: se emplea cuando el problema tiene una base esquelética, como una mandíbula muy avanzada o un maxilar poco desarrollado. Los aparatos funcionales estimulan o frenan el crecimiento óseo, actuando directamente sobre los huesos de la cara.
- Ortodoncia correctiva: se utiliza cuando la dentición permanente ya ha erupcionado por completo. En esta fase, el tratamiento busca alinear los dientes y corregir la mordida mediante brackets o alineadores transparentes.
“El tratamiento ideal es el que se adapta al momento biológico del niño. No todos los niños necesitan ortodoncia temprana, pero cuando está indicada, sus beneficios son enormes”, afirma el Dr. Andrés.
Ventajas de empezar el tratamiento a edades tempranas
Iniciar el tratamiento ortodóncico en edades tempranas permite aprovechar el potencial de crecimiento óseo del niño. Esta ventaja biológica hace que muchas maloclusiones puedan corregirse de forma sencilla y sin necesidad de cirugía en el futuro. Además, se mejora la función masticatoria, el desarrollo del habla y, en muchos casos, la respiración.
A nivel psicológico, comenzar el tratamiento a tiempo reduce la duración del mismo y evita complejos en la adolescencia, una etapa especialmente sensible a la estética personal. Un niño con una mordida corregida y una sonrisa armónica afronta con más seguridad situaciones sociales y escolares.
Otro beneficio importante es la reducción del riesgo de caries y enfermedades periodontales, ya que unos dientes correctamente alineados son más fáciles de cepillar y mantener limpios. También disminuye la probabilidad de traumatismos dentales en casos de dientes protruidos.
El papel de los padres y la importancia de las revisiones periódicas
El éxito de cualquier tratamiento ortodóncico infantil depende en gran medida de la colaboración de los padres. Son ellos quienes deben observar posibles señales de alerta, garantizar que se cumplan las pautas del tratamiento y fomentar hábitos de higiene adecuados. También es su responsabilidad acudir puntualmente a las revisiones, donde el ortodoncista controla el progreso y realiza los ajustes necesarios.
Las visitas periódicas permiten detectar complicaciones a tiempo, asegurar la correcta adaptación de los aparatos y reforzar la motivación del niño. En la Clínica Dental Conrado Andrés, estas revisiones se realizan en un ambiente cercano y positivo, con una comunicación adaptada a cada edad para que los niños entiendan el valor del cuidado bucodental.
“La educación bucodental debe empezar en casa, pero es en la clínica donde se refuerza con conocimiento, prevención y experiencia”, apunta el Dr. Andrés.
Ortodoncia infantil en Clínica Dental Conrado Andrés: tecnología, experiencia y atención personalizada
La Clínica Dental Conrado Andrés, ubicada en Alaquàs, cuenta con una unidad especializada en ortodoncia infantil que combina tecnología avanzada, diagnóstico preciso y un trato humano centrado en las necesidades del niño. Desde el primer contacto, el equipo realiza un estudio personalizado con escáneres 3D, radiografías digitales y software de planificación ortodóncica, lo que permite establecer un tratamiento a medida, sin margen para la improvisación.
La experiencia del Dr. Andrés, con más de 15 años dedicados a la ortodoncia, se complementa con una filosofía centrada en la prevención y en la mínima intervención posible. El objetivo no es solo alinear dientes, sino guiar el crecimiento armónico del rostro, mejorar la función oral y educar a las familias en salud bucodental a largo plazo.
“Cada sonrisa tiene su propio ritmo de desarrollo. Nuestro trabajo es acompañarla desde el principio, con honestidad, cercanía y rigor profesional”, concluye el doctor.