Se vuela la falla de los Juniors de Puçol
Tras semanas de trabajo por separado, el resultado final comienza a tomar forma. La falla de los juniors por fin es una realidad, tras dos años desaparecida por la pandemia.
«En total hemos colaborado unos 150 alumnos y 40 educadores pertenecientes a los dos centros juniors de la población: Apocalipsis, de la iglesia Santa Marta, y Caminar, de los Santos Juanes», explica Sofía Sánchez, una de las monitoras a cargo del montaje matinal.
Un montaje sencillo, porque la falla nace del trabajo de cada grupo de alumnos, que se ocupa de diseñar los ninots por etapas. Apenas han dispuesto de dos fines de semana para la confección, pero todos han querido participar. Tras dos años sin falla, esta actividad conjunta era muy, muy esperada.
«El tema elegido en esta ocasión ha sido la mujer y, como siempre, nos hemos organizado en comisiones para diseñar y construir los ninots», finaliza Sofía. «Y también tenemos comisiones para cada uno de los actos que organizamos, así todos asumimos responsabilidades: la planta, el almuerzo, las mesas y sillas, los juegos, la misa, la merienda… y la imprescindible tesorería, que es quien nos dice qué dinero podemos gastar en cada caso».
Una gran organización. Y el plan funcionó «casi» a la perfección…
La plantá a las 10 de la mañana, un par de horas dedicadas a juegos en distintos espacios de la población (por aquello de evitar aglomeraciones), la comida conjunta, pero con bocadillos (la paella tendrá que esperar; sí, las aglomeraciones), la imprescindible misa para comenzar la tarde (los pequeños en Santos Juanes, los mayores en Santa Marta), la merienda a base de bebidas embotelladas (cómo no, evitar contactos en la medida de lo posible) y, finalmente, la cremá.
¿La cremá? ¿Y la falla, dónde estaba la falla?
Sí. Lo habían previsto todo y la lluvia había respetado el trabajo realizado.
Pero el viento, con este otro factor no habían contado.
Y la falla se la llevó el viento. Literalmente.
Apenas las maderas y los palets. Poco más quedaba del trabajo conjunto cuando llegó la hora de la cremá, las 6 de la tarde.
Pero, como el pensamiento positivo es uno de los puntos fuertes de los juniors, hubo cremá. La estructura de madera, los palets que servían de soporte, alguno de los ninots más «pesados», que no llegaron a volar… todo bien amontonado.
Las imprescindibles fotos familiares junto al monumento. Todos los monitores juntos. La traca y a disfrutar del fuego.
Rápido y eficaz. Luego, todos a seguir con la merienda y los juegos.
Esas son actividades que el viento nunca podrá llevarse.