SUEÑOS DE TERRA
Estimado Director:
Bien es sabido que la Comunidad Valenciana es uno de los principales productores de cítricos de nuestro país, encontrándose el sector agroalimentario entre sus industrias más destacadas, según datos del propio Ministerio de Hacienda. Desgraciadamente, la reciente DANA ha dejado devastados los campos citrícolas, pero no podemos permitir que el problema se agrave aún más.
Ante los últimos acontecimientos ocurridos en dicha comunidad, varios periódicos internacionales han reportado que países como Reino Unido están poniendo en entredicho la calidad y fiabilidad de los productos valencianos, sobre todo naranjas y caquis, prefiriendo comprar estos a otros productores extranjeros. Sin duda, este hecho pone en riesgo la recuperación del damnificado sector, disminuyendo las ventas de la industria agrícola, por lo que hay que poner fin a los infundados rumores, demostrando la valía presente y futura de los cítricos valencianos, antes de que ya no haya solución ante esta desconocida dificultad.
Según establece la empresa Citrosol y el propio Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), las afecciones más comunes presenciadas en cítricos (especialmente naranjas) tras el paso de la DANA han sido la antracnosis, o manchado de los cítricos, y la gomosis.
Ambas son producidas por hongos sin capacidad de afectar a los organismos humanos, debido a su incompatibilidad. La primera de ellas, la antracnosis, es producida por el Colletotrichum, hongo que genera la aparición de manchas negras en las cubiertas de los frutos, tan solo afectando externamente a los mismos, por lo que su ingesta no supone ningún riesgo para la salud, ni afecta a su calidad a la hora de comerlos. Además, en caso de que el fruto en sí se viera dañado, su consumo seguiría siendo inocuo, pues el aspecto ennegrecido produce una sensación de amargor, bastando retirar la parte del fruto afectada para acabar con ello.
Con respecto a la segunda alteración, la gomosis, se produce por el hongo Phytophtora, el cual ataca al tronco y ramas principales, por lo que tampoco pone en riesgo ni la calidad del fruto ni presenta posibles problemas biosanitarios.
Tal y como se ha reflejado, los países extranjeros que desconfían de los productos valencianos no tienen razones para hacerlo, su seguridad no está en entredicho. No podemos decir lo mismo de los cítricos provenientes de otras áreas del mundo. Recientemente se notificó que elverdadero riesgo emana de regiones, entre las que destacan Sudáfrica o Egipto, que se han posicionado como alternativas a las zonas afectadas. Sin embargo, los importadores de cítricos tratando de evitar al “lobo” lo introdujeron directamente en su rebaño. Este mismo año el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensosrechazó la importación de naranjas procedentes de Egiptopor presentar altos niveles de Clorpirifos, un peligroso plaguicida prohibido en la Unión Europea por causar efectos neurológicos y genotóxicos en los seres humanos y animales.
En suma, el dilema no reside en la Comunidad Valenciana, ni en sus agricultores o productos, ya que siguen siendo tan valiosos como tiempos atrás y lo serán aún más, pues esta desafortunada situación reforzará su calidad y seguridad frente al resto de productores. Hoy, más que nunca, es momento de recordar el legado de Blasco Ibáñez, quien retrató esta tierra como una fuente de esperanza y riqueza que tanto nos ha dado. No dejemos morir la “terra de ensueño”, que debe ser apoyada para superar este desafío y continuar ofreciendo cítricos de calidad insuperable. Confiar en sus productos no solo fortalece la economía local, sino que honra su tradición agrícola y asegura un futuro próspero para sus agricultores y consumidores, porque en el fondo Blasco Ibáñez siempre tuvo razón.
Andrés Jaén García