UNA TIERRA DE CONVIVENCIA
Artículo de opinión del Presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, con motivo del 9 d’Octubre.
El pintor valenciano más universal se quejaba de la ‘pobre miseria de los colores’ para plasmar en sus cuadros el mar, el cielo, las velas que ondeaban en los barcos y los vestidos de las mujeres que paseaban por la playa bajo el sol. Joaquín Sorolla tuvo que inventarse los colores en el silencio de su taller, en la madera de su paleta, mezclando pigmentos para conseguir sus colores únicos, que exportó al mundo entero desde sus cuadros pintados a orillas del Mediterráneo.
Sorolla representa el carácter valenciano: minucioso en su trabajo y ambicioso en su proyección. Desde ese espíritu es con el que debemos celebrar el 9 d’Octubre, el día de la Comunitat Valenciana.
Vivimos en una tierra construida por el esfuerzo de sus ciudadanos que han sabido adaptarse a las situaciones históricas con creatividad, talento y determinación. Existimos como nacionalidad histórica, como se reconoce en nuestro Estatuto de Autonomía, desde la fundación como entidad singular por el rey Jaume I, pero los rasgos de fortaleza que nos caracterizan son una conjunción de todos los pueblos anteriores que nos marcaron con su genio, y de todos los que ahora nos eligen para vivir. El temperamento, la energía, la firmeza y la apertura son señas de nuestra personalidad como pueblo a las que no queremos renunciar.
España atraviesa por un momento político turbulento. En el horizonte se vislumbran amenazas a la convivencia social que no compartimos y que deploramos. No vamos a permitir que se consagren privilegios, ni que la igualdad dependa del lugar de nacimiento. El nuestro, la Comunitat Valenciana, es tan valioso como cualquier otro de la geografía española.
Alzaremos la voz por defender nuestra tierra, pero lo haremos con respeto y lealtad al proyecto común, y en el marco de la Constitución. La Comunitat Valenciana trabaja por sumar, nunca por restar; por juntar, jamás por dividir; por llegar a acuerdos en lugar de alimentar conflictos. Vamos a reivindicar que se salden nuestras deudas: la hídrica para regar nuestros campos, la financiera para que la economía prospere y la histórica para que se reconozca nuestra cultura y nuestra lengua: el valenciano.
Queremos ser atendidos en nuestras demandas, que caminan en paralelo a nuestro progreso. Desde el Consell hemos empezado a construir la Comunitat que nos merecemos. En el momento de asumir la responsabilidad de president de la Generalitat me comprometí a aliviar la carga fiscal de los trabajadores y contribuyentes. En apenas dos meses se ha eliminado el impuesto de sucesiones y donaciones, congelado las tasas universitarias, prorrogada la gratuidad del transporte público, reducida la estructura administrativa y se han incluido desgravaciones en la renta para incrementar la salud y el bienestar de los ciudadanos.
Como queremos atraer inversiones estamos agilizando los trámites burocráticos y bonificamos el asentamiento de empresas en nuestros polígonos industriales. Hay que ser competitivos y producir dentro de la sostenibilidad medioambiental. La creación de la riqueza debe ser invertida en prestaciones para los ciudadanos. Gestionaremos con eficacia ofreciendo una óptima calidad de servicios: los padres podrán elegir libremente la educación de sus hijos, la sanidad tiene que ser inmediata y no colapsada como lo es ahora, los servicios sociales han de atender a los mayores y a las personas que lo necesiten, y a los jóvenes hemos de facilitarles el acceso a la vivienda.
Esa es nuestra forma de entender el gobierno. Sin imposiciones ni sectarismos. Queremos que los ciudadanos mejoren en su calidad de vida, que la sociedad vuelva a respirar y que nuestras ciudades recuperen el dinamismo.
Somos un pueblo moderno capaz de generar espacios de tolerancia, de promover un entorno acogedor, de producir riqueza y de exportarla. Hoy, Día de la Comunitat Valenciana, celebramos todo eso y mucho más. Y lo hacemos con respeto a nuestras tradiciones, a nuestras raíces, a nuestra identidad como pueblo mediterráneo y pensando en una tierra de convivencia.