Valencia debate sobre el futuro de Europa desde el prisma social y la participación de la ciudadanía organizada
El CdT de València ha acogido esta mañana la Jornada ‘El futuro de Europa. Nuestro futuro’ coorganizada por CCOO PV, la Generalitat Valenciana y Europe Direct València, un acto que, en palabras de Inma Martínez, secretaria de Formación de CCOO PV responde a una preocupación común por el proyecto europeo, en la disyuntiva de limitarse a una cooperación entre estados soberanos «obligados a entenderse», o seguir desarrollando, con voluntad, un proyecto federal de integración, profundamente democrático.
El acto inaugural también ha contado con la presencia de Joan Calabuig, delegado del Consell para a la UE, que ha felicitado a la FEIS por impulsar una iniciativa necesaria, que atiende al elemento central del debate en Europa sobre cómo revertir la desigualdad provocada por las políticas de austeridad que tanto sufrimiento han provocado, «Europa no tiene futuro si no vuelve a situar en el centro la dignidad de las personas».
La ponencia inaugural, a cargo de Georges Dassis, presidente del CESE, ha versado sobre «La visión de Europa según el Comité Económico y Social Europeo», y ha supuesto una intensa retrospectiva desde los orígenes de lo que hoy conocemos como Unión Europea, hasta los desafíos actuales desde el punto de vista del desarrollo social.
Dassis, activista sindical desde los 15 años, represaliado, exiliado y representante de los trabajadores en diversas instancias internacionales, ha iniciado y concluido su intervención instando a los más jóvenes a no dar el bienestar por supuesto, a defender la herencia preciosa de sus mayores que se esforzaron en defender las oportunidades y el futuro en paz del que hoy disfrutan. «No pueden esperar vivir en un medio mejor que en el de una Europa unidad, solidaria, de paz y prosperidad, que ha de ser cada vez más cercana a su ciudadanía» ha afirmado.
El presidente del CESE ha alternado la crítica contundente al enriquecimiento vía intereses inmorales a costa del endeudamiento asfixiante de otros países, con la invitación a creer que este es un proyecto vital y recordando que las diferencias entre estados miembros no son mayores ahora que las que tuvieron que salvar en los inicios los primeros fundadores recién salidos del horror de la guerra.
Dassis ha puntualizado que en el origen de la unión está la búsqueda de la armonización del progreso, pero basada en el impulso de quienes parten de posiciones más vulnerables, mejorando sus condiciones vida, «y no al revés como pretenden hacernos creer ahora». Europa tiene que recuperar ese brillo, la promesa de prosperidad y posibilidades de desarrollo que durante décadas ha hecho a la UE tan atractiva como para seguir sumando miembros al calor de un espacio de libertad de acción y de una vida mejor.
El ponente ha concluido lamentando que la UE haya tardado tanto en reaccionar al envite de una crisis financiera importada, y que solo hace dos años se hayan implementado mecanismos como el de estabilidad financiera para impedir que los banqueros estrangulasen a los estados miembro. Finalmente el presidente ha apelado a la doble responsabilidad de atender la ingente demanda de asilo «si nos decimos seres civilizados, tenemos la obligación moral de seguir siendo humanos» y porque todos los miembros ratificaron la convención de Ginebra sobre acogida de refugiados.
La primera de las mesas ha abordado la visión de Europa desde diferentes prismas,
Daría Terrádez, directora general de Relaciones con la UE y el Estado ha dedicado su intervención a resumir «Qué Europa queremos las regiones».
Pese a declararse profundamente europeísta y su reconocimiento de la garantía de paz, prosperidad, diálogo y normativa común, a su juicio la UE se encuentra en su peor momento, tras acusar una crisis, económica, financiera y humanitaria, un innegable desinterés por la defensa de derechos sociales y el Brexit.
A su juicio la ciudadanía no tiene una conciencia real de la repercusión de este estado de vulnerabilidad sobre sus vidas, pero sobre todo no es consciente del poder que tienen. «Somos el motor del cambio», pese a que nos sintamos sobrepasados por normas e imposiciones que sentimos lejanas, y un desconocimiento que aumenta la distancia con el proyecto europeo, el riesgo del auge de la extrema derecha y el aumento de postulados xenófobos urgen la recuperación de los fundamentos de la UE, tan desacreditada.
La ponente ha apelado a la necesidad de una mayor participación ciudadana a través de las consultas periódicas lanzadas desde la Comisión Europea, en las que la intervención de la población española es actualmente residual. Ante las carencias democráticas, institucionales, sociales de transparencia y de derechos del proyecto, Terrádez ha instado a informarnos y reclamar una Europa más social, human y democrática, o nadie lo hará por nosotros.
Begoña del Castillo Pérez, coordinadora del Área de Europa de la Secretaria de Internacional de CCOO ha detallado las exigencias sindicales al «Pilar europeo de derechos sociales», que considera una herramienta ilusionante pero muy limitada por tres aspectos que el sindicato ya cuestionó en 2015: carencias de contenido, ausencia de compromiso de financiación y ausencia coercitiva, al no tener carácter vinculante.
Esta supeditación de desarrollo de sus propuestas distingue entre competencias nacionales o europeas, dejándolas al arbitrio de cada gobierno, lo que no sólo no resuelve, sino que puede profundizar las diferencias entre trabajadores de diferentes países. La consecuencia de esta decisión traba la participación de los trabajadores e interlocutores sociales, CCOO denuncia que se obvie la intervención sindical en el desarrollo del programa de apoyo a reformas estructurales, en caso de que nuestro Gobierno solicitara acogerse.
Las demandas sindicales al respecto incluyen, entre otras muchas, la exigencia de un plan de acción que incluya medidas legislativas y políticas; una revisión de la Directiva de desplazamiento de trabajadores; una Directiva de permisos parentales y de partenidad y que el semestre europeo incluya la perspectiva del Pilar Social.
Javier de Lucas, catedrático de Filosofía del Derecho y Política en el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia ha resumido los desafíos a los que se enfrenta Europa ante la mal llamada crisis de los refugiados, y que ha preferido calificar como crisis del principio jurídico básico de solidaridad entre los estados miembros y el incumplimiento de sus obligaciones. El ponente se ha referido a una quiebra de los principios de la UE, que no ha sabido dar respuesta a la magnitud de las consecuencias de la movilidad forzosa, y que ha abandonado la extensión del Estado de Derecho.
Según su análisis, cada vez resulta más difícil diferenciar entre demandante de asilo (a quien además se dificulta cada vez más ser refugiados) y inmigrantes, que además obliga a la UE a buscar soluciones y enfrentar el proceso de reubicación de las peticiones de asilo que desbordan a Grecia e Italia. «Europa externaliza el trabajo sucio, primero Turquía, ahora Libia», ha lamentado la ausencia de voluntad política para trabar el modelo neoliberal depredador que sigue explotando recursos, y forzando la huida. «Estamos obsesionados con el retorno y ciegos ante la magnitud inmediata de los desplazados climáticos forzosos para quienes no tenemos ni nombre ni marco.
Lucas ha concluido reivindicando el papel fundamental de la ciudadanía organizada y apelando a la defensa de los derechos de los más como razón de ser de la lucha sindical «los señores del derecho somos nosotros, no hay más opción que participar en la lucha si no queremos seguir siendo súbditos de quienes organizan nuestras vidas contra nuestros intereses».