VIVIR SIN ESPERAR

Natalia Blasco

El tiempo es algo que todos conocemos, pero que nadie puede tocar ni detener. Es una fuerza invisible que avanza sin descanso, llevándonos consigo. A veces, sentimos que pasa demasiado rápido, como cuando estamos felices o disfrutando un momento especial. Otras veces, parece detenerse, como en una tarde aburrida o en una situación difícil.
Lo curioso del tiempo es que nunca regresa. Las horas, los días y los años se acumulan detrás de nosotros como sombras que no podemos recuperar. Por eso, muchos dicen que debemos aprovecharlo al máximo, pero no siempre es fácil. Vivimos entre el pasado, que ya no existe, y el futuro, que aún no llega. Entonces, ¿qué hacemos con el presente?
Creo que el tiempo nos da la oportunidad de valorar lo que tenemos ahora. Aunque a veces lo gastamos preocupándonos o esperando algo que parece no llegar. Deberíamos recordar que cada momento es único. Tal vez el verdadero secreto no sea intentar controlarlo, sino aprender a convivir con él, dejando que nos guíe mientras hacemos lo que el corazón nos manda.
Al final, el tiempo no se mide en relojes, sino en recuerdos, en las cosas que hacemos y las personas con las que compartimos nuestra vida. Así que, aunque no podamos detenerlo, sí podemos decidir cómo vivirlo.